En el marco de la creciente tensión internacional y el refuerzo de la defensa europea, España ha ratificado su compromiso con las capacidades militares acordadas con la OTAN, incluyendo sistemas de defensa antimisiles y tecnologías para la lucha contra drones. Las aportaciones españolas se alinean con el objetivo de la Alianza Atlántica de reforzar su escudo defensivo y su capacidad de respuesta ante nuevas amenazas.
Durante un encuentro reciente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, coincidieron en la importancia de cumplir los compromisos asumidos en el marco de la OTAN. Ambos líderes destacaron la necesidad de mantener la unidad y la credibilidad de la Alianza en un momento clave para la seguridad global.
Sin embargo, también se hicieron evidentes las diferencias en cuanto al coste de estas capacidades. Mientras que Sánchez defendió la senda de inversión progresiva y ajustada a las capacidades presupuestarias nacionales, Rutte subrayó la urgencia de alcanzar los niveles de gasto comprometidos, especialmente el objetivo del 2% del PIB en defensa, que la mayoría de países aliados ya han adoptado como meta.
Entre las capacidades comprometidas por España destacan baterías de defensa antiaérea, sistemas de detección y neutralización de drones, y la mejora de la interoperabilidad de las fuerzas armadas con el resto de los miembros de la OTAN. Estas medidas buscan fortalecer el flanco sur de la Alianza y contribuir al escudo común frente a amenazas híbridas y convencionales.
La discrepancia en torno al coste no impidió que ambos mandatarios expresaran su respaldo a una defensa europea más sólida y cohesionada. Se espera que este debate cobre aún más relevancia en la próxima cumbre de la OTAN, donde los países miembros evaluarán los avances y ajustes necesarios para mantener la seguridad colectiva.
