El gobierno australiano anunció la expulsión del embajador iraní después de atribuir a la República Islámica la responsabilidad de varios ataques antisemitas ocurridos recientemente en el país.
El primer ministro australiano declaró que Irán estaría detrás de incidentes dirigidos contra una sinagoga en Melbourne y un restaurante en Sídney, calificando estos actos como “extraordinarios y peligrosos de agresión”.
Las autoridades han reforzado la seguridad en lugares de culto y espacios públicos, mientras el país evalúa medidas adicionales para proteger a las comunidades afectadas. La decisión de expulsar al diplomático iraní refleja la gravedad con la que Australia percibe estos ataques, marcando un punto crítico en las relaciones bilaterales entre ambos países.