China desplegó este fin de semana alfombra roja y protocolos de máximo nivel para recibir a un grupo de líderes mundiales en Tianjin, en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), un foro regional euroasiático enfocado en seguridad, economía y política que algunos analistas han catalogado como la “cumbre anti-OTAN”.
El presidente chino, Xi Jinping, se consolidó como anfitrión y epicentro del evento, que reúne a mandatarios de 26 países, entre ellos Vladimir Putin, el líder ruso señalado por crímenes de guerra, y Narendra Modi, primer ministro de India. Durante su discurso inaugural, Xi destacó que China busca ser “una fuente de estabilidad y certidumbre” y reafirmó su compromiso con el multilateralismo y la cooperación internacional.
El sábado, Xi sostuvo encuentros bilaterales con cinco líderes de Estado y con el secretario general de la ONU, António Guterres, a quien le subrayó la importancia de revitalizar el papel de Naciones Unidas como plataforma central para abordar los desafíos globales. Guterres agradeció a Pekín su papel como “pilar fundamental del sistema multilateral”.
Encuentro con Putin y despliegue militar histórico
La llegada de Putin a Tianjin concentró la atención mediática. Ambos mandatarios participaron en la ceremonia de bienvenida y se espera que mantengan una reunión bilateral el martes, justo antes del desfile militar que conmemorará el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y el fin de la ocupación japonesa, un evento que contará con la presencia de Xi, Putin y Kim Jong-un, mostrando la fuerza militar de la región con más de 10.000 efectivos y armamento avanzado, incluyendo sistemas hipersónicos y de guerra electrónica.
Deshielo China-India
Uno de los momentos más destacados fue la reunión entre Xi y Modi, la primera desde 2018. Ambos líderes celebraron el deshielo en sus relaciones bilaterales tras el conflicto fronterizo de 2020, subrayando la importancia de la confianza mutua y la cooperación. Modi resaltó los avances hacia un “ambiente pacífico en la frontera”, mientras Xi aseguró que ambos países seguirán siendo “socios y no rivales”, promoviendo un desarrollo conjunto y estable.
Las recientes políticas arancelarias de Estados Unidos han acelerado el acercamiento entre Pekín y Nueva Delhi, abriendo la puerta a flexibilizar restricciones comerciales y permitir intercambios culturales y religiosos, como la reciente visita de peregrinos indios al Tíbet.
El ‘espíritu de Shanghai’
Desde su creación en 2001, la OCS ha estado dominada por el liderazgo económico de China y la influencia estratégica de Rusia en Asia Central. Con la incorporación de India, Pakistán, Irán y Bielorrusia, el foro busca equilibrar la influencia regional, aunque conflictos internos y sanciones internacionales complican la cohesión entre miembros.
Los medios estatales chinos destacan el llamado “espíritu de Shanghai”, basado en respeto mutuo, no intervención y resolución pacífica de disputas, aunque la realidad política demuestra que los intereses estratégicos y los conflictos pendientes entre países miembros tensionan estos ideales.