Dirigentes andaluces apuntan a una operación orquestada desde Madrid que cambió el rumbo del PSOE-A. «Sin la intervención de Ferraz, jamás hubiesen ganado las primarias», aseguran.
El malestar se ha desatado en el seno del PSOE andaluz tras la publicación de nuevos mensajes que confirmarían la existencia de una operación interna desde Ferraz para frenar la continuidad de Susana Díaz al frente del partido en Andalucía. Varios dirigentes que formaron parte de su entorno en aquellas disputadas primarias han roto el silencio para denunciar una «intervención externa sin la cual, jamás habrían perdido».
“Fue una maniobra en toda regla, coordinada desde Madrid y ejecutada con precisión quirúrgica. Sin el respaldo explícito y oculto de Ferraz a Juan Espadas, no habrían conseguido torcer la voluntad mayoritaria de la militancia”, afirman fuentes del PSOE-A. La indignación no solo responde al recuerdo de la derrota, sino a los detalles que ahora han salido a la luz, muchos de ellos contenidos en los mensajes internos del partido, que revelan conversaciones estratégicas y acuerdos paralelos.
Susana Díaz, expresidenta de la Junta de Andalucía y ex secretaria general del PSOE andaluz, ha reconocido estar «jodida» tras leer el contenido de los mensajes. “Una cosa es que te lo cuenten y otra es leerlo tú misma. Duele”, admitió con visible decepción en su círculo más cercano. Díaz había sido una de las figuras más poderosas del socialismo español, con aspiraciones incluso a liderar el PSOE a nivel nacional, hasta que perdió las primarias internas frente a Pedro Sánchez y, años después, también el control del partido en su tierra.
El entorno de Díaz también lamenta la falta de una respuesta clara por parte de la dirección federal. “Han pasado años, pero lo mínimo que esperábamos era una explicación. Lo que se ha hecho con Susana no se hace. Y si se lo hicieron a ella, ¿quién puede sentirse seguro dentro del partido?”, advierte un exalto cargo del PSOE andaluz.
La polémica ha reabierto viejas heridas dentro del PSOE, especialmente entre las federaciones más críticas con el actual liderazgo de Pedro Sánchez. Algunos antiguos barones ven en esta situación una prueba más del control férreo que Ferraz ejerce sobre las estructuras territoriales y temen que este tipo de estrategias se repitan en futuros procesos internos.
En Ferraz, por ahora, reina el silencio. Pero el clima interno apunta a que la tensión podría escalar si Díaz decide romper públicamente su silencio o si se siguen filtrando más mensajes que alimenten la sensación de una operación orquestada desde la cúpula del partido. En plena precampaña europea, el PSOE no puede permitirse nuevas divisiones.
