La falta de entendimiento entre ambas lideresas amenaza con dispersar el voto progresista y alejar una posible reedición del Gobierno de coalición con Sánchez
La izquierda a la izquierda del PSOE continúa sin encajar sus piezas. Las tensiones entre Sumar, liderado por Yolanda Díaz, y el nuevo proyecto político impulsado por Irene Montero amenazan con provocar una dispersión del voto que podría dejar sin opciones a un futuro gobierno progresista junto al PSOE. En este escenario, Izquierda Unida emerge como el último comodín capaz de tender puentes y facilitar una lista común.
Fuentes próximas a las negociaciones señalan que IU, encabezada por Antonio Maíllo, se perfila como un actor clave para recomponer el espacio político y evitar una “fatal división” en las próximas elecciones generales. Desde la formación insisten en que solo una candidatura unitaria podría frenar el retroceso electoral y maximizar la representación parlamentaria.
El principal escollo sigue siendo la desconfianza mutua entre Díaz y Montero, especialmente tras la ruptura entre Sumar y Podemos. La exigencia de evitar “designaciones monárquicas” y apostar por un proceso participativo, tanto en la construcción del programa como en la configuración de las listas, ha cobrado fuerza en los sectores más críticos con el liderazgo de Díaz.
Mientras el PSOE observa con cautela, los sondeos ya anticipan que la fragmentación podría traducirse en una pérdida significativa de escaños, abriendo la puerta a un posible gobierno de la derecha si no se logra una fórmula de unidad.
Con el tiempo corriendo en contra, IU se sitúa en el centro del tablero como única vía posible para reconstruir el espacio progresista sin renuncias forzadas ni imposiciones verticales.
