La dimisión masiva de 105 directores de colegios públicos en Asturias ha desatado una ola de indignación que amenaza con propagarse por toda España. Lo que comenzó como una protesta regional contra la gestión del presidente asturiano, Adrián Barbón, se perfila ahora como el inicio de una movilización nacional sin precedentes en el ámbito educativo.
Los directores dimisionarios denuncian estar «agotados» por la sobrecarga burocrática, la falta de personal y recursos, y unas condiciones que, aseguran, impiden garantizar una educación de calidad: «Así no se puede enseñar bien», afirman de forma contundente.
Este movimiento ha prendido con fuerza entre docentes de otras comunidades autónomas, donde ya se organizan asambleas y concentraciones en solidaridad con los equipos directivos asturianos. Se vislumbra lo que algunos ya comparan con un «15-M escolar», una protesta coral que pone en el centro del debate político la situación crítica de la educación pública en España.
Las asociaciones de padres, sindicatos y plataformas educativas advierten que este malestar no es nuevo, pero que ha alcanzado un punto de no retorno. Reclaman a los gobiernos autonómicos y al Ministerio de Educación medidas urgentes para frenar lo que consideran un deterioro progresivo del sistema.
