La reciente reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin ha dejado sobre la mesa un delicado escenario diplomático. Aunque el encuentro podría derivar en una tregua inmediata, las tensiones subyacentes plantean el riesgo de que la calma sea efímera y se convierta en un nuevo conflicto en el futuro.
El principal desafío radica en negociar territorios con un interlocutor que no reconoce límites claros. Este factor complica cualquier acuerdo duradero y deja abierta la puerta a disputas posteriores. Analistas internacionales advierten que, sin un compromiso sólido y verificable, las negociaciones podrían ser solo una pausa estratégica antes de una nueva escalada.
