Este segundo miércoles de septiembre una veintena de personas se ha vuelto a concentrar en la plaza de la Constitución para defender la dignidad de las personas migrantes y denunciar las fronteras como espacios de violación de los derechos humanos
Manifiesto del Círculo del silencio de este mes de septiembre:
«Hoy segundo miércoles del mes de septiembre, nos volvemos a reunir en Ceuta para defender la dignidad de las personas inmigrantes, una dignidad que vemos pisoteada por las políticas migratorias españolas y europeas.
Hoy, son numerosas las fronteras que siguen siendo, cada día, lugares de violación de los derechos humanos y de la dignidad de cada persona.
Somos testigos cercanos del sufrimiento del paso del Estrecho y de los cientos de muertes en este trozo de mar, también somos testigos diarios del sufrimiento causado por las condiciones de explotación y de exclusión social a las que se enfrentan las personas migrantes que consiguen llegar.
No podemos permitir que, ante este drama humanitario, las políticas de inmigración sigan poniendo el acento en la defensa de nuestras fronteras y no en la defensa de la vida. El 6 de agosto murieron 50 personas en dos naufragios de embarcaciones que se dirigían a Canarias.
En lo que va de año, en esta ruta, ha muerto una persona por cada 20 que han desembarcado en las islas.
El día 8 murieron ahogados dos niños de trece años en el puerto de Valencia al ser succionados por la maniobra de atraque del barco en el que llegaban como polizones, tras haber saltado del mismo para evitar ser repatriados.
El día 20 del mismo mes murió un joven tras saltar la alambrada de seis metros en la valla de Melilla.
Y el día 22, una embarcación procedente de Argelia se hundió frente a las costas de Cabo de Gata en Almería muriendo ahogadas 11 personas, entre ellas mujeres y niños. Ante este dantesco panorama las personas y organizaciones sociales seguimos queriendo un mundo donde la gente no se vea forzada a migrar y un mundo en el que tengan el derecho a hacerlo en condiciones seguras.
Es por ello que no podemos dejar de exigir que se ponga fin a esta situación. Pedimos soluciones reales que no pasen por un mayor control de las fronteras, por la creación de acuerdos con terceros países para cerrar rutas migratorias, por impedir a los que se dedican a salvar vidas que sigan haciendo su trabajo, ni por criminalizar a los menores migrantes.
Creemos que es responsabilidad ética y moral trabajar por la acogida. Por otro lado, manifestamos nuestra repulsa a las políticas del miedo que promulgan el odio y el rechazo a las personas migrantes, a las que consideran unas amenaza. Estamos convencidos de que la migración, lejos de ser un problema que “gestionar”, es una oportunidad para el desarrollo de todos los pueblos pues estas personas nos aportan una gran riqueza tanto a nivel humano como cultural.
¡¡PENSEMOS, SOLIDARICÉMONOS, ACTUEMOS!! ¡¡¡Escucha nuestro silencio!!!»
































