La lucha por el control del narcotráfico en el Puerto de Barcelona ha derivado en un complejo juicio en el que están implicados dos agentes de los Mossos d’Esquadra y dos civiles. Según la Fiscalía, los policías habrían ordenado colocar cocaína, una pistola y un hacha en el coche de un trabajador portuario, en represalia por haber destapado una red de tráfico de drogas en los muelles de la ciudad.
El suceso ocurrió el 16 de junio de 2016, cuando el estibador estacionó su vehículo en el garaje de un gimnasio de la plaza Francesc Macià. La Fiscalía sostiene que los acusados introdujeron la droga y el arma mientras la víctima se encontraba dentro del gimnasio y posteriormente alertaron a un miembro de la unidad de estupefacientes de los Mossos.
Los dos policías, un cabo y un agente, han negado cualquier participación y se han desvinculado de la trama, mientras que los otros dos acusados —un hombre y su sobrino, vinculados a un taller mecánico— también niegan haber colocado los objetos en el coche. Ambos mossos habían sido suspendidos de empleo y sueldo tras la investigación, pero volvieron a trabajar en 2021 y permanecen activos.
El caso se complica por la conexión con la muerte de David Caballero, conocido como “Bubito”, un estibador asesinado en noviembre de 2024 en Montgat, que supuestamente estaba vinculado a la trama de drogas que motivó los hechos.
Durante las vistas, se han presentado fotografías y documentos que los defensores de los policías aseguran demuestran que no estaban presentes en los momentos clave de la investigación. Uno de los agentes afirmó que se encontraba fuera del país durante los hechos y que no participó en ninguna de las consultas que se le atribuyen.
La Fiscalía mantiene su petición de 18 años y 9 meses de prisión para los mossos y 14 años para los otros dos acusados. El juicio en la Audiencia de Barcelona se aproxima a su fase final, tras varias jornadas de declaraciones y testimonios.








