La agricultura española ha puesto el grito en el cielo ante la entrada masiva e incontrolada de productos procedentes de Egipto, principalmente cítricos. Los agricultores denuncian una competencia desleal insostenible y alertan sobre el grave riesgo fitosanitario que estas importaciones suponen para las cosechas nacionales y para la salud de los consumidores.
La entrada masiva de cítricos egipcios asfixia los precios nacionales
El sector agrario español, especialmente en regiones productoras como la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, está sufriendo las consecuencias de la agresiva política comercial de importación de la Unión Europea. La principal queja se dirige hacia los productos frescos de Egipto, que inundan el mercado comunitario a precios que los productores españoles no pueden igualar.
La base de esta competencia desleal radica en la diferencia de costes de producción. Los agricultores egipcios no están sujetos a las mismas exigencias laborales, medioambientales ni de uso de agua que deben cumplir rigurosamente los productores españoles. Esta disparidad regulatoria permite a los productos egipcios ofrecer un precio final significativamente más bajo, lo que provoca que los precios en origen de las cosechas nacionales caigan en picado, llevando a muchos agricultores a la ruina.
La situación es crítica, especialmente en el sector de los cítricos (naranjas y mandarinas), que ven cómo su rentabilidad es aniquilada por los volúmenes importados que entran en el pico de la temporada.
Alerta fitosanitaria: el riesgo de la «falsa polilla» y los residuos químicos
Más allá del impacto económico, la mayor preocupación de los agricultores españoles es el riesgo fitosanitario que acompaña a las importaciones egipcias. Las organizaciones agrarias han denunciado ante las autoridades competentes el incumplimiento recurrente de los controles de seguridad en los puertos de entrada a la UE.
- Plagas Peligrosas: Una de las plagas más temidas que se ha detectado en cargamentos egipcios es la «falsa polilla» (Thaumatotibia leucotreta), un insecto devastador para los cítricos y otros frutales españoles. La entrada de esta plaga podría obligar a implementar tratamientos costosos y restrictivos, poniendo en peligro cosechas enteras.
- Residuos Químicos: También se han reportado interceptaciones de alimentos con residuos de pesticidas no autorizados en la Unión Europea, lo que supone un peligro directo para la salud pública y mina la confianza en la cadena alimentaria.
Los agricultores argumentan que la permisividad en las fronteras europeas equivale a poner en riesgo la sanidad vegetal de España y los altos estándares de calidad y seguridad alimentaria que exige a sus propios productores.
La demanda del campo: «medidas espejo» y control fronterizo
Ante esta doble amenaza (económica y fitosanitaria), el campo español se ha unido para exigir medidas inmediatas al Gobierno y a las instituciones europeas.
La principal demanda es la aplicación de las «medidas espejo» (o mirror clauses). Esta medida obligaría a los productos importados de Egipto y otros terceros países a cumplir exactamente con los mismos requisitos fitosanitarios, medioambientales y laborales que se exigen a los agricultores dentro de la UE.
Otras exigencias clave incluyen:
- Refuerzo de la Inspección: Incrementar drásticamente los controles en los puntos de entrada para garantizar que no se filtren plagas o productos químicos prohibidos.
- Reevaluación de Acuerdos: Revisar y, en su caso, suspender los acuerdos comerciales con países que demuestren un incumplimiento sistemático de las normativas europeas, poniendo en riesgo el mercado interior.
Los agricultores advierten que, sin una acción política urgente, la agricultura mediterránea española corre el riesgo de desaparecer por la imposibilidad de competir en igualdad de condiciones de costes y estándares de calidad.








