La Asamblea Nacional francesa aprobó este miércoles la suspensión de la controvertida reforma de las pensiones que pretendía elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años. La votación terminó con 255 votos a favor y 146 en contra, consolidando un acuerdo político que involucró al Partido Socialista, Los Verdes y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen.
El primer ministro Sébastien Lecornu se comprometió a suspender temporalmente la medida hasta enero de 2028, lo que le permitió superar su primera moción de censura y avanzar en la discusión del presupuesto para 2026. El partido Renacimiento del presidente Emmanuel Macron, impulsor original de la reforma, se abstuvo en la votación.
La decisión ha generado opiniones encontradas. Bruno Retailleau, líder de Los Republicanos, calificó la suspensión como «una capitulación de un Gobierno cobarde», mientras que diputados de La Francia Insumisa y del Partido Comunista criticaron la medida, reclamando el rechazo total de la reforma.
Por otro lado, figuras del Partido Socialista y del Nuevo Frente Popular consideraron la suspensión como «una victoria para el mundo del trabajo» y un paso hacia la justicia social. Según el ministro de Trabajo y Solidaridad, Jean-Pierre Farandou, la medida tendrá un coste de 300 millones de euros en 2026 y de 1.900 millones en 2027, que se financiará con el nuevo impuesto sobre las fortunas improductivas.








