La delegada mexicana Fátima Bosch es reprendida públicamente por Nawat Itsaragrisil durante un acto oficial en Bangkok, provocando protestas entre las concursantes y exigiendo intervención de la organización.
El concurso de Miss Universo 2025, que se celebrará el próximo 21 de noviembre en Bangkok (Tailandia), se ha visto envuelto en una gran controversia tras un altercado entre la representante de México, Fátima Bosch, y el director del certamen en Tailandia, Nawat Itsaragrisil. Durante un acto oficial, Itsaragrisil llamó «tonta» a Bosch tras una discusión sobre el contenido promocional que debía compartir en sus redes sociales, un incidente que rápidamente se viralizó y desató una serie de reacciones tanto dentro como fuera del certamen.
El incidente: un altercado público
El evento tuvo lugar durante una reunión en la que se convocó a todas las concursantes para hablar sobre las pautas promocionales del certamen. Cada delegada debía compartir contenido en sus redes sociales para promocionar Tailandia como país anfitrión, lo que es una práctica común en estos eventos de belleza. En este contexto, Fátima Bosch no había subido contenido relacionado con el país organizador, lo que generó el reproche de Nawat Itsaragrisil.
Según testigos, cuando Bosch fue cuestionada sobre esta omisión, se mostró en silencio. Fue entonces cuando Itsaragrisil la interrumpió, diciéndole: “No te di permiso de hablar” y, ante la incomodidad generada, pidió la intervención de personal de seguridad para que la retiraran del recinto. La situación se tornó aún más tensa cuando el director del certamen, de forma despectiva, la llamó “tonta” en público.
La viralización del video
El video del incidente rápidamente se viralizó en redes sociales, donde decenas de miles de usuarios comenzaron a opinar sobre lo sucedido. La indignación no solo se centró en el trato hacia Fátima Bosch, sino también en la actitud del director del certamen, quien fue acusado de misoginia y abuso de poder. La actitud de Nawat Itsaragrisil provocó una oleada de críticas, tanto de participantes del certamen como de quienes apoyan el empoderamiento femenino.
Las concursantes se sintieron directamente afectadas por el trato a su compañera, y muchas de ellas decidieron ponerse de pie en señal de solidaridad con la representante mexicana. En algunos casos, incluso abandonaron la sala como muestra de protesta. La actual Miss Universo, quien también estaba presente, se retiró del evento, declarando que lo sucedido “no tiene que ver solo con Miss México, sino con los derechos de las mujeres” y subrayó que “así no se deben manejar las cosas”.
La postura de Fátima Bosch
Fátima Bosch, por su parte, no tardó en dar su versión de los hechos. A través de sus redes sociales y en declaraciones posteriores, expresó su enojo y su firme postura ante lo sucedido. «No soy una muñeca para que me maquillen, me peinen y me cambien de ropa; vine para ser una voz para las mujeres y niñas que luchan por causas. Estoy aquí para representar algo más grande», comentó, dejando claro que su participación en el certamen va más allá de los estándares convencionales de belleza.
Bosch reivindicó el derecho a ser tratada con respeto y a no ser reducida a un objeto en el evento. En sus declaraciones, también destacó la importancia de usar su plataforma para defender causas sociales, como el empoderamiento de las mujeres y la lucha contra las injusticias, temas con los que muchos seguidores de su perfil se identificaron rápidamente.
La respuesta institucional
La polémica escaló rápidamente, y la organización de Miss Universo en México emitió un comunicado oficial en el que expresó su apoyo total a la delegada mexicana. Exigieron respeto para Bosch y señalaron que lo ocurrido no representaba los valores de equidad y respeto que debe promover el certamen. La defensa de la delegada mexicana también llegó desde otras delegaciones, quienes se unieron en rechazo a la actitud del director tailandés.
Por su parte, Nawat Itsaragrisil intentó calmar la situación emitiendo una disculpa pública a través de una transmisión en vivo. En ella, comentó que había hablado personalmente con las 75 concursantes del certamen para explicar su postura y pedir perdón por lo sucedido. Sin embargo, muchas personas no se sintieron satisfechas con su disculpa, ya que consideraron que su actitud inicial había sido completamente inapropiada.
Un incidente que va más allá de un simple malentendido
El altercado en el certamen de Miss Universo revela una serie de tensiones más profundas dentro de los certámenes de belleza y el tratamiento de las mujeres en estos espacios. Los concursos de belleza, aunque presentados como plataformas para celebrar la belleza y el talento, a menudo se encuentran bajo fuego por perpetuar ideales de belleza rígidos y por cómo las participantes son tratadas por los organizadores.
Lo sucedido en Bangkok subraya una vez más la necesidad de cambiar la dinámica de poder en estos certámenes. La actitud de Itsaragrisil hacia Bosch no solo fue una falta de respeto hacia una concursante, sino también un reflejo de la cultura de control que aún persiste en algunas áreas de la industria de la belleza. Las concursantes, muchas de las cuales son jóvenes, están expuestas a estas presiones y comentarios por parte de personas en posiciones de autoridad.
Las repercusiones para el certamen y la organización
El incidente ha tenido repercusiones tanto dentro como fuera del certamen. En el plano interno, la organización de Miss Universo podría verse obligada a revisar sus protocolos y las formas de manejo de situaciones conflictivas, especialmente en lo que respecta a la interacción entre las concursantes y los organizadores.
A nivel internacional, la polémica ha encendido una discusión más amplia sobre el empoderamiento femenino y la igualdad en los certámenes de belleza. Muchas voces han resaltado que estos espacios deben convertirse en plataformas para promover el respeto y la dignidad de las mujeres, y no para denigrarlas o tratarlas como simples objetos de exhibición.
La solidaridad de las participantes
Un aspecto clave del incidente fue la muestra de solidaridad entre las concursantes. Muchas de ellas se unieron en defensa de Fátima Bosch, mostrando su rechazo al trato recibido y dejando claro que no tolerarían la humillación de ninguna compañera. Esta respuesta colectiva ha sido vista como un avance hacia una mayor unidad y conciencia de las participantes, quienes ya no están dispuestas a quedarse calladas ante situaciones de abuso o maltrato.




