La 26ª edición de los Latin Grammy ha coronado a Bad Bunny con múltiples premios, incluyendo álbum del año, mientras que Alejandro Sanz resurgió con su victoria en grabación del año, marcando un regreso triunfal a la música tras un período de cambios personales y profesionales.
La 26ª edición de los Latin Grammy celebrada en Las Vegas ha dejado grandes momentos para la historia de la música latina. Bad Bunny, el fenómeno puertorriqueño, fue la figura central de la noche, logrando cinco premios de las doce nominaciones a las que optaba. El gran galardón de la noche, álbum del año, fue para su disco DeBÍ TiRAR MáS FOToS, un álbum de 17 canciones en el que rinde homenaje a Puerto Rico y reflexiona sobre la situación social de la isla. Además, el artista sumó premios en mejor interpretación urbana, mejor canción urbana y otros reconocimientos que consolidan su estatus de ícono global.
Sin embargo, la gran sorpresa de la velada fue la resurrección artística de Alejandro Sanz. El cantante madrileño se alzó con el premio a grabación del año por su tema Palmeras en el jardín, un triunfo inesperado, ya que competía con uno de los favoritos, Bad Bunny. Este reconocimiento fue especialmente significativo para Sanz, quien describió su álbum ¿Y ahora qué? como su «regreso sentido a la música», tras un período de cambios profesionales y personales, incluyendo su fichaje por Sony. Además, el álbum ganó en la categoría de mejor álbum pop contemporáneo.
El evento también tuvo su representación española con Las Migas, quienes se llevaron el galardón a mejor álbum flamenco por su obra Flamencas, y el guitarrista Rafael Serrallet, que recibió el premio en la categoría instrumental por Y el canto de todas, un tributo a las compositoras latinoamericanas. En un tono más pop, Aitana celebró su primer Latin Grammy, que le fue otorgado en la categoría de mejor diseño de empaque por su disco Cuarto Azul.








