El Reino Unido ha enviado a Francia al primer inmigrante irregular en aplicación del acuerdo bilateral conocido como “uno dentro, uno fuera”, que Londres y París cerraron en julio para gestionar el tránsito de solicitantes de asilo a través del Canal de la Mancha. La medida, confirmada este jueves, supone el estreno oficial de un protocolo rodeado de recursos judiciales y fuertes críticas políticas.
La ministra del Interior, Shabana Mahmood, celebró la deportación como un “primer paso crucial” en la protección de las fronteras británicas:
“El mensaje es claro: si entras ilegalmente en el Reino Unido, intentaremos deportarte”, declaró.
El individuo trasladado es de nacionalidad india y llegó en bote a Inglaterra el pasado agosto. Tras ser detenido y excluido del sistema de asilo británico, embarcó esta mañana en un vuelo comercial de Londres a París, según Interior.
El programa, que podría ampliarse a otros países europeos, encara sin embargo su primer revés legal. A comienzos de semana, el Alto Tribunal bloqueó la deportación de un ciudadano eritreo que alegó ser víctima de esclavitud moderna. Sus abogados obtuvieron una moratoria de 14 días, considerada ya como un precedente contra el acuerdo.
Entre los argumentos que podrían poner en jaque la viabilidad del plan figuran el derecho a la vida familiar recogido en la Convención Europea de Derechos Humanos, problemas de salud mental o el riesgo de indigencia, además de la supuesta vulneración de la ley británica sobre esclavitud moderna. Experiencias anteriores, como el fallido proyecto para deportar solicitantes de asilo a Ruanda, evidencian la fragilidad de este tipo de políticas.
Mahmood insiste, no obstante, en que su ministerio seguirá apelando las decisiones judiciales que retrasen expulsiones:
“Seguiré impugnando cualquier intento abusivo y de última hora que pretenda frustrar una deportación”.
La inmigración y el asilo se mantienen entre las principales preocupaciones del electorado británico, según los últimos sondeos. El debate, alimentado por la llegada constante de embarcaciones al Canal de la Mancha, está siendo capitalizado por Nigel Farage y su partido Reform UK, que busca convertirlo en un eje de su ofensiva política contra el Gobierno laborista.