Al inicio de la semana, dos noticias han dominado los titulares de los medios de comunicación. Por un lado, la dimisión de Mazón, quien ocupaba el cargo de presidente de la Comunidad Valenciana, debido a su gestión deficiente tras la devastadora dana que afectó a la región. Por otro lado, el juicio al fiscal general del Estado, acusado de filtrar un correo relacionado con un caso de fraude fiscal implicando a González Amador, el novio de Ayuso.
La renuncia de Mazón marcó una etapa crucial en la política valenciana, donde la presión ejercida por las víctimas de la dana resultó decisiva. Estas lamentaron la pérdida de 229 vidas y exigieron responsabilidades, logrando que Mazón se retirara del cargo. Las víctimas, en su intervención en el Congreso, manifestaron su satisfacción por haber alcanzado su primer objetivo, aunque su lucha continúa, ya que su segundo objetivo es que Mazón enfrente justicia y termine en prisión.
Las emociones estaban a flor de piel cuando las víctimas contaron sus experiencias desgarradoras. Sin embargo, el PP y Vox se abstuvieron de aplaudir, una falta de respeto que generó indignación. Las víctimas sentenciaron que las autoridades se habían dedicado a «mentir y a esconder pruebas», lo que evidencia la falta de empatía por parte de algunos políticos ante la tragedia que vivieron.
En medio de este contexto, Feijóo ha estado intentando llenar el vacío de poder dejado por la dimisión de Mazón con una táctica que implica asociarse con Vox. Tal decisión plantea inquietudes sobre la dirección que tomará el PP en la Comunidad Valenciana, ya que priorizar la alianza con la extrema derecha podría resultar contraproducente para sus intereses en las elecciones que se avecinan. Se cuestiona si este enfoque realmente beneficiará al partido o si, por el contrario, dará pie a un retroceso político.
A medida que la situación política se desarrolla, fuentes del PSOE sugieren que Feijóo ha facilitado la narrativa de que «el coco viene», una alerta indicando que el PP podría gobernar junto a Vox. Esta percepción puede movilizar a los votantes de izquierda y consolidar su apoyo ante el temor a un gobierno conservador.
En el ámbito judicial, la jueza de Catajorra avanza en su instrucción en torno a Mazón, quien todavía tiene la protección del aforamiento gracias a su condición de diputado autonómico. La jueza ha comenzado a llamar a declarar a figuras cercanas al expresidente, buscando esclarecer qué ocurrió durante la crisis de la dana en la que tantas personas perdieron la vida y otros tantos su patrimonio en un abrir y cerrar de ojos.
Simultáneamente, el juicio del fiscal general García Ortiz se complica, por lo que podría enfrentar una carga de prueba invertida, siendo él quien deba demostrar su inocencia ante los rumores de inoculaciones a la prensa. Este escenario judicial, combinado con el escándalo que rodea a su pareja, González Amador, quien fue confirmado como procesado por fraude fiscal, ensombrece aún más la situación del PP.
En el ámbito político nacional, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reafirmado su intención de agotar la legislatura y enfrentar los desafios que Junts desea imponer. A pesar de las tensiones con sus socios de coalición, Sánchez sostiene que continuará llevando adelante el gobierno mientras el PSOE cumpla con los compromisos asumidos. La situación es volátil y se mantiene en vigilancia, con cada partido en el tablero esperando el momento propicio para actuar.








