El nuevo candidato popular dispone de seis días para cerrar un pacto de investidura mientras intenta cohesionar al partido y definir su futuro gobierno.
El recién designado candidato del Partido Popular para suceder a Carlos Mazón, Juanfran Pérez Llorca, afronta una semana clave marcada por tres frentes simultáneos: alcanzar un acuerdo de investidura con Vox, definir la composición de su futuro gobierno y mantener la estabilidad interna del PP valenciano.
Con la supervisión directa de Génova, Pérez Llorca dispone de seis días de margen para lograr un pacto con el partido de Santiago Abascal, que aún no ha iniciado formalmente las negociaciones pero confía en que se produzcan de manera inminente. Vox mantiene como principales exigencias las políticas de control de la inmigración ilegal y la revisión del pacto verde, además de insistir en una bajada fiscal, el apoyo al sector primario y una educación “en libertad”.
El mayor punto de fricción podría ser precisamente la inmigración. El PP ha establecido como línea roja cumplir con la legislación y mantener la acogida de menores migrantes que el Gobierno central distribuye entre las comunidades autónomas. La posición contrasta con las iniciativas de Vox en otras regiones —como Murcia—, donde ha propuesto cerrar todos los centros de menores migrantes, una medida rechazada por populares, socialistas y Podemos.
Mientras lidia con este frente, Pérez Llorca debe también diseñar el nuevo Consell, que deberá asegurar la continuidad del proyecto popular y reforzar su liderazgo de cara a 2027. Algunas fuentes apuntan a que el vicepresidente segundo y conseller de Infraestructuras, Vicente Martínez Mus, podría ser uno de los nombres con más opciones de mantenerse por su papel en la reconstrucción.
En paralelo, el candidato debe decidir el rumbo interno del Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV). Como secretario general y hombre de confianza de Mazón, tendrá que valorar si continúa al frente de la organización o impulsa un congreso regional —reclamado por sectores como el de Francisco Camps— en la primavera de 2026. También deberá nombrar un nuevo síndico en las Cortes, cargo que no podrá compatibilizar con la Presidencia de la Generalitat.
En medio de esta compleja transición, Pérez Llorca busca proyectar una imagen de continuidad controlada pero también de renovación, con el objetivo de garantizar la estabilidad institucional, mantener la alianza con Vox y consolidar su liderazgo en el PP valenciano.








