Las protestas que sacudieron Marruecos, lideradas por la Generación Z, han sido sofocadas rápidamente por el régimen con una respuesta judicial severa que ha incluido miles de arrestos y penas de hasta 20 años para los manifestantes.
Las manifestaciones en Marruecos de la Generación Z, surgidas en respuesta a la creciente desigualdad social, los altos costos del Mundial de Fútbol de 2030 y la precariedad de los servicios públicos, han sido sofocadas con una represión judicial implacable. A pesar de que las protestas inicialmente se centraron en la mala gestión de recursos públicos y la falta de infraestructuras adecuadas, el detonante principal fue la muerte de ocho mujeres en un hospital de Agadir, lo que generó un clamor por una mejora urgente en el sistema sanitario marroquí.
Una represión desmesurada
En el último mes, más de 2.000 personas han sido detenidas, muchas de ellas menores de edad, en un esfuerzo por desmantelar las protestas y garantizar que no se conviertan en una amenaza al régimen. Las autoridades marroquíes han implementado un despliegue masivo de fuerzas de seguridad en las ciudades más afectadas por las manifestaciones, como Casablanca, Rabat y Agadir. En muchos casos, los manifestantes han enfrentado penalidades severas, incluidas penas de cárcel de hasta 20 años para varios de los arrestados, incluso aquellos que participaron en protestas pacíficas.
El contexto de la protesta
Las demandas de los jóvenes marroquíes no solo se limitan a la mejora del sistema de salud, sino que también exigen una mayor justicia social, el acceso a empleos de calidad y una lucha más eficaz contra la corrupción que afecta a varios sectores del gobierno. Sin embargo, lo que comenzó como una protesta en defensa de servicios básicos como la salud y la educación rápidamente se transformó en una crítica directa al sistema político, que muchos consideran alejado de las necesidades de la Generación Z.
A pesar de la violencia y las duras consecuencias judiciales, las protestas de los jóvenes marroquíes no se han detenido. En lugar de amedrentarse, muchos manifestantes se muestran decididos a seguir luchando por un futuro mejor, desafiando un sistema que, según ellos, les ha abandonado. Las redes sociales siguen siendo una herramienta clave para organizarse y mantener viva la llama de la protesta, a pesar de las restricciones impuestas por el gobierno.
El Mundial de 2030 y la presión económica
El gobierno marroquí también enfrenta críticas por la desproporcionada inversión en el Mundial de 2030, que ha sido vista por muchos como un derroche de recursos en lugar de destinarlos a necesidades más urgentes. La tensión entre la prioridad del gobierno por asegurar grandes proyectos internacionales y la creciente pobreza y desempleo en el país ha exacerbado la ira de los jóvenes.
Un futuro incierto para la Generación Z
A medida que las protestas son cada vez más silenciadas por la represión, el futuro de la Generación Z en Marruecos parece incierto. Aunque el régimen ha logrado aplastar las protestas por el momento, los problemas sociales y económicos subyacentes siguen siendo una fórmula peligrosa de descontento. En un país marcado por la creciente desigualdad, la falta de oportunidades y la represión política, muchos jóvenes siguen luchando por un cambio real, que parece estar cada vez más lejos debido a las acciones represivas del gobierno.








