Un joven marroquí lleva casi tres días atrapado en la zona de rocas del espigón que separa Beliones (Marruecos) de Benzú (Ceuta), sin comida, sin agua y sin abrigo. Su voz, quebrada por el frío y la desesperación, ha llegado a través de mensajes enviados a su madre: “Estoy aquí, madre, voy a morir de frío. Me están matando el hambre y el frío”.
El joven, de unos 30 años, se encuentra en una franja limítrofe entre los dos países, un terreno de difícil acceso y sin jurisdicción clara. Según el activista Ahmed Biyuzan, quien ha difundido públicamente su caso, el hombre lleva casi tres noches en las rocas, expuesto a las bajas temperaturas y sin auxilio por parte de ninguna autoridad.
Entre dos fronteras, sin amparo
El espigón de Benzú marca la frontera natural entre Marruecos y Ceuta. En ese punto, el joven habría quedado atrapado tras intentar salir de la ciudad española bordeando la zona costera “a la inversa”, hacia territorio marroquí. Desde entonces, ni la Guardia Civil española ni las fuerzas marroquíes han intervenido, cada una alegando que el hombre se encuentra fuera de su competencia.
“Ni Marruecos lo rescata, ni España puede hacerlo”, denuncia Biyuzan, que ha lanzado un llamamiento urgente para salvar su vida. “Si nadie actúa, puede morir de frío o de hambre”.
“¿Es esto ser marroquí?”
En los vídeos enviados a su madre, residente en Castillejos, el joven relata entre sollozos la dureza de su situación.
“Madre, estoy sufriendo… No he comido nada desde hace días, el frío es insoportable, no hay sueño ni calor. ¿Es esto ser marroquí? ¿Es posible que no pueda entrar en mi propio país?”, se pregunta.
El lugar donde permanece, rodeado de alambres y piedras, es una zona conocida por los intentos de paso irregular entre ambos territorios. Allí, las noches se vuelven gélidas y el mar golpea con fuerza las rocas.
Un llamado a la humanidad
Las imágenes difundidas por el activista muestran a un hombre exhausto, con signos de hipotermia y sin recursos básicos para sobrevivir. Diversas voces humanitarias han reclamado una acción inmediata de rescate que permita garantizar su integridad y evitar una tragedia.
Mientras tanto, la historia de este joven —“invisible” entre dos países— se ha convertido en un símbolo más de la desesperación que acompaña a quienes quedan atrapados en las fronteras del Estrecho.








