El músico exige que se reabra la investigación contra la exmagistrada Inmaculada Iglesias, alegando que cometió prevaricación al instruir el caso que le implicó en presuntas irregularidades laborales y de extranjería.
Nacho Cano ha vuelto a recurrir a los tribunales al presentar una nueva querella contra la exjueza Inmaculada Iglesias, a quien acusa de un delito de prevaricación durante su actuación al frente de la causa instruida por presuntas irregularidades en su espectáculo musical Malinche. El artista pide al juzgado de instrucción que corresponda que reabra la investigación por considerar que la magistrada presidió un proceso injusto.
El trasfondo de esta actuación se remonta a una causa en la que Cano era investigado por presuntos delitos contra los derechos de los trabajadores y de ciudadanos extranjeros, tras la contratación de becarios mexicanos para el musical. Finalmente, la investigación fue archivada por la Audiencia Provincial de Madrid al estimar que no había indicios suficientes de delito. Posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) también declaró en octubre su falta de competencia para conocer de la querella de Cano contra la jueza, motivada por la jubilación de ésta y la pérdida de su condición de aforada.
Cano alega que el atestado policial que dio origen al caso contenía «errores de base», como la “indebida aplicación” de la normativa laboral y migratoria, así como la incorrecta calificación de los becarios como trabajadores. Además, denuncia la existencia de hasta diecisiete denuncias por coacciones, amenazas y falsificación de documentos públicos relacionadas con la instrucción del caso.
La nueva querella pretende que un juzgado ordinario retome el asunto desde una perspectiva distinta, evaluando si la magistrada incurrió en decisiones arbitrarias o parcialidad que vulneraron el derecho de defensa. Para ello, Cano ha presentado pruebas documentales, entre ellas una grabación de la declaración de una subinspectora de Trabajo.
Este nuevo paso judicial añade un capítulo más al largo proceso iniciado por el músico y pone de relieve el choque entre las dimensiones laboral, migratoria y procesal que rodearon el espectáculo Malinche. La disputa ya no solo se centra en la causa original, sino en cómo se condujo la instrucción y si la actuación judicial respetó los principios de imparcialidad y legalidad.
El caso, que ya acumulaba archivos, recursos y decisiones contradictorias, ahora abre una nueva fase. La querella de Cano busca no solo una resolución sobre su responsabilidad personal, sino una revisión sobre el papel desempeñado por la jueza en la fase investigadora.








