Claudia Montes, exempleada de la empresa pública Logirail, compareció este lunes ante la comisión del Senado que investiga el llamado caso Koldo, donde acusó al exasesor de confianza de José Luis Ábalos, Koldo García, de haberla acosado durante su etapa laboral. Montes relató ante los senadores que sufrió “acoso laboral y personal”, afirmando que García la llamaba de forma insistente y realizaba videollamadas “para verla en ropa interior o antes de ir al trabajo”.
Entre lágrimas, la compareciente aseguró que el hostigamiento la llevó a una situación límite: “Llegó un momento que no podía más. Me fui a las vías del tren y me quise tirar”, declaró. Montes explicó que nunca informó de estos hechos a Ábalos porque el exministro “ya estaba con el caso Delcy y las mascarillas”.
Durante su intervención, Montes negó haber sido contratada por enchufe en Logirail, filial del Grupo Renfe, pese a los mensajes de WhatsApp que vinculan su incorporación a una gestión directa del entonces ministro de Fomento. “Yo no fui consciente de nada irregular. La empresa dijo que valoraron mi experiencia y que era apta para el puesto”, afirmó, añadiendo que trabajó entre finales de 2019 y febrero de 2022, primero como encargada de trenes turísticos y después como supervisora.
Además, Montes sostuvo que denunció irregularidades dentro de Logirail, lo que —según ella— le habría costado represalias laborales. Afirmó que “era un secreto a voces” que se modificaban contratos y cantidades, y acusó a Óscar Gómez Barbero, entonces director general de la compañía, de supuestos amaños y cobro de comisiones.
La compareciente también relató cómo conoció a José Luis Ábalos en un mitin en Asturias en 2019, cuando —según su versión— el exministro se interesó por su situación económica y le ofreció ayuda. Días después, aseguró, recibió una transferencia de 1.300 euros de Koldo García. No obstante, negó haber mantenido una relación sentimental con Ábalos y sostuvo que su vínculo fue únicamente de amistad.
Montes aprovechó su intervención para responder a los insultos y descalificaciones que, según dijo, ha recibido en el ámbito político. “Me han llamado prostituta y señorita de compañía. Exijo respeto y que no se vuelva a hablar así de mí”, reclamó, visiblemente afectada.
El exministro Ábalos, por su parte, ha interpuesto una demanda de conciliación contra Montes por calumnias e injurias. Mantiene que no tuvo relación alguna con su contratación y que apenas intercambió mensajes con ella tras conocerse en un acto del PSOE.
El Tribunal Supremo propuso este lunes juzgar a Ábalos, a su exasesor y al empresario Víctor de Aldama por presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias, organización criminal y malversación en la compra de mascarillas durante la pandemia.




