La política española vuelve a estar sacudida por un nuevo capítulo de escándalos que involucran a figuras del PSOE. La polémica se centra en Leire Díez, quien en una reciente comparecencia ante los medios respondió de forma contundente: «Ni fontanera, ni cobarde», tras la publicación de sus presuntas maniobras político-judiciales junto a Santos Cerdán, exsecretario de Organización del partido, actualmente en prisión provisional.
Díez rechazó las comparaciones con los célebres «plumbers» de la Casa Blanca, protagonistas del Caso Watergate en la década de los 70, alegando que carece del nivel de aquellos operativos y recordando que, en aquel caso, el presidente Nixon tuvo que dimitir. No obstante, los paralelismos surgen en cuanto a los objetivos: ambos grupos intentaron frenar investigaciones que podrían comprometer a sus líderes políticos.
La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) ha aportado recientemente nuevos datos que podrían agravar aún más la situación, sumando «paladas de tierra» a la creciente montaña de escándalos alrededor de La Moncloa.
Expertos en política señalan que este caso refleja la polarización extrema del panorama actual: la base de seguidores defiende a sus líderes independientemente de las evidencias, priorizando la lealtad al poder sobre la ley y la verdad. Por ahora, queda por ver si las consecuencias judiciales seguirán un camino similar al de Watergate o si el desenlace será distinto.








