El régimen de Irán ha anunciado una ambiciosa expansión de su programa nuclear: la construcción de ocho nuevas centrales y un plan que busca alcanzar los 20 GW de potencia nuclear instalada, en medio de denuncias internacionales por su programa de enriquecimiento de uranio. El giro reactiva las alarmas geopolíticas y reaviva el debate sobre proliferación y seguridad global.
La agencia nuclear iraní —Organización de Energía Atómica de Irán (AEOI)— ha confirmado que continúa adelante con su plan para construir ocho nuevas centrales nucleares, en colaboración con Rosatom (Rusia), tras el acuerdo rubricado en 2025. Cuatro de las plantas serían levantadas en la provincia de Bushehr, y las restantes en distintas regiones del país.
El responsable nuclear iraní, Mohammad Eslami, declaró que el objetivo es alcanzar una capacidad instalada de 20 000 megavatios (20 GW), lo que supondría un paso significativo hacia lo que definen como “soberanía energética” y un “proyecto de desarrollo nacional”.
A pesar de los recientes bombardeos a instalaciones nucleares —en pleno 2025— y los esfuerzos de reconstrucción, Irán insiste en que su programa tiene fines pacíficos, aunque expertos internacionales advierten que el rápido ritmo de construcción y el histórico de enriquecimiento de uranio del país incrementan el riesgo de que el programa derive en desarrollo de armamento.
Durante el año, la AEOI también ha confirmado que no renunciará al enriquecimiento de uranio, planeando activar una tercera instalación “segura”, según declaraciones recogidas tras resoluciones críticas de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). El portavoz, Behrouz Kamalvandi, rechazó lo que definió como “presiones occidentales” y advirtió que Irán no cederá su derecho a energía nuclear “como herramienta de desarrollo”.
Por qué importa este impulso nuclear de Irán
- Incrementa la tensión internacional y reaviva los temores de proliferación nuclear, especialmente tras las recientes reanudaciones de enriquecimiento hasta niveles “pre-armamento”.
- Cambia el equilibrio energético y estratégico en Oriente Medio, ampliando el peso de Irán en la región y complicando los esfuerzos diplomáticos occidentales.
- Supone un desafío para los controles internacionales —especialmente de la AIEA— en un contexto de sanciones, ataques y desconfianza recíproca.
El acelerado desarrollo del programa nuclear iraní demuestra que, pese a embargos, bombardeos y presión internacional, Teherán mantiene su apuesta por la energía nuclear como pilar de su estrategia de poder. La construcción de nuevas centrales y el incremento en capacidad de generación reavivan una disputa global sobre seguridad, estabilidad y no proliferación. El mundo mira con recelo y preocupación hacia Irán: el futuro nuclear del país —y sus implicaciones geopolíticas— todavía están por definirse.














