Carlos Mazón reapareció este martes en las Cortes Valencianas por primera vez desde que anunciara su dimisión como presidente de la Generalitat. En una comparecencia tensa ante la comisión de investigación de la DANA, el dirigente del PP defendió su actuación y afirmó que su renuncia “ha parecido insuficiente para quienes tenían como prioridad acabar con un Gobierno salido legítimamente de las urnas”.
El presidente en funciones intervino a petición propia y leyó un discurso en el que aseguró haber asumido “todas las responsabilidades políticas” derivadas de la gestión del episodio de lluvias del 29 de octubre. “El único que ha dimitido y asumido responsabilidades he sido yo. Nadie ha dado más explicaciones que yo”, insistió Mazón, quien compareció arropado por su núcleo más próximo y tras la confirmación del nombramiento de Juanfran Pérez Llorca como su sucesor al frente del Ejecutivo valenciano.
Durante su intervención, Mazón negó haber dado órdenes el día de la emergencia y subrayó que no tenía competencias operativas: “Nadie me pidió permiso para refrendar ninguna decisión del Cecopi ni del Es-Alert. ¿Quién en su sano juicio podría estar en contra de alertar a la población?”, se preguntó. También se refirió a la polémica comida que mantuvo ese día en el restaurante El Ventorro con la periodista Maribel Vilaplana: “La comida no se habría producido si supiera lo que sé ahora”.
El tono del debate fue bronco. Mientras Vox mostró su respaldo al exmandatario —su portavoz, José María Llanos, le reprochó al presidente del Gobierno que “no comparece porque no tiene vergüenza”—, PSOE y Compromís lo acusaron de eludir preguntas y ofrecer una versión incompleta. El portavoz socialista, José Muñoz, le advirtió incluso de que podrían denunciarlo por falso testimonio: “Recuerde que está obligado a decir la verdad”. Desde Compromís, Joan Baldoví cuestionó sus explicaciones: “¿Por qué no va a la jueza de Catarroja y se lo cuenta con pelos y señales?”.
Mazón también aprovechó su comparecencia para cargar contra el Gobierno central, al que culpó de la falta de información y de recursos durante la catástrofe: “Un año después, no podemos aceptar que en el barranco del Poyo haya un solo sensor o que los barrancos de Horteta y Gallego sigan sin monitorizar”. En su despedida, lamentó no haber podido reunirse con todas las víctimas y aseguró que su figura “se ha convertido en la excusa para tapar las verdaderas causas de la tragedia y la ausencia del Gobierno de España en la reconstrucción”.








