El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció este jueves 30 de octubre durante más de cinco horas en el Senado sin despejar las dudas sobre las sospechas que afectan al PSOE y a su entorno familiar. Lejos de ofrecer nuevas explicaciones, el jefe del Ejecutivo concentró su intervención en cuestionar el papel de la Cámara Alta, a la que calificó como “una máquina de fango”.
Durante su intervención, Sánchez admitió haber recibido pagos en efectivo del partido “en alguna ocasión”, aunque aseguró no recordar “ni cuánto ni cuándo”. Pese a ello, defendió la limpieza de las cuentas socialistas y sostuvo que “la financiación del PSOE es absolutamente transparente y conforme a la ley”.
El debate, marcado por la tensión con la oposición, giró más en torno a las acusaciones cruzadas que al esclarecimiento de los hechos. Desde el Gobierno se insiste en que las sospechas que apuntan a familiares del presidente carecen de fundamento, mientras que los grupos de la oposición reclaman mayor claridad y responsabilidades políticas.
La sesión deja así más interrogantes que certezas, con un Sánchez que optó por reforzar su discurso contra lo que considera una campaña de desprestigio, antes que ofrecer detalles adicionales sobre los asuntos bajo escrutinio.
 
			 
					




 
							