La tradición de compartir un décimo de la Lotería de Navidad con amigos, compañeros o familiares ha cambiado de forma digital: se organizan grupos por WhatsApp y se abona la parte correspondiente mediante Bizum. Sin embargo, este nuevo formato conlleva riesgos que pueden convertir la ilusión en disgusto si no se toman las medidas adecuadas.
Compartir la emoción de jugar juntos al sorteo navideño es una costumbre que muchos siguen año tras año. Ahora bien, cuando esta tradición se traslada al entorno digital —en grupos de WhatsApp y pagos con Bizum—, uno de los principales riesgos es que no quede constancia clara de quién participa, cuánto ha aportado, qué décimo se juega y cómo se reparte el posible premio.
Para evitar sorpresas desagradables, es fundamental que la aportación por Bizum incluya en el concepto el número del décimo y la cantidad abonada: esto convierte el pago en una prueba documental de participación, y no en un simple envío de dinero.
Además, se recomienda que se firme un acuerdo informal, por ejemplo en una fotocopia del décimo o en un documento conjunto, que recoja los nombres de todos los participantes, las cantidades que cada uno aporta, el número de serie y fracción, la fecha del pago y el plazo para completarlo. De esta forma se evita que, llegado el momento del premio, surjan dudas o reclamaciones.
El justificante digital del pago es otro aspecto que no debe pasarse por alto. Guardar una captura de pantalla del Bizum y enviarla al grupo de WhatsApp donde se comparte el décimo permite que todos los miembros tengan constancia de la operación, fortaleciendo la trazabilidad.
También resulta imprescindible verificar el número de teléfono del destinatario antes de enviar el dinero: un solo dígito mal introducido puede conducir a que el pago se efectúe a una persona desconocida, y recuperar la operación puede resultar prácticamente imposible.
Por otra parte, al operar desde un entorno digital, conviene evitar conexiones wifi públicas para realizar el pago, usar la red móvil o una conexión segura, mantener la app bancaria actualizada y activar medidas de seguridad como la verificación en dos pasos o la biometría. Estas precauciones ayudan a reducir el riesgo de ciberdelitos, incluyendo el conocido “Bizum inverso”, donde un estafador envía una solicitud de dinero en vez de pagar.
Y, por supuesto, la pregunta clave: ¿y si toca? En ese caso, la persona que presente el décimo premiado será reconocida por la entidad oficial, pero si no está claro quiénes son todos los participantes o cuánto apostaron cada uno, pueden surgir conflictos. Por ello, conviene que desde el principio quede documentado quién ha aportado, a qué número, y cuál es su porcentaje. Incluso si todo el grupo confía en el depositario del décimo, una simple foto o un chat de WhatsApp sin respaldo escrito puede no ser suficiente.
La digitalización de la tradición de compartir décimos ha llegado para quedarse, y con ella, la necesidad de adaptarse a nuevas formas de pago y prueba. Pero la regla de oro sigue siendo la misma: mayor claridad, mejor seguridad. Si estás organizando un grupo para el sorteo, ten en cuenta que cumplir estas buenas prácticas puede marcar la diferencia entre una celebración y un lío tras el resultado.






