El Ejecutivo de Pedro Sánchez transita una de sus etapas más delicadas mientras se acumulan los escándalos que afectan a figuras clave del PSOE y a su entorno más próximo. La sucesión de investigaciones, condenas y revelaciones judiciales ha generado en el Gobierno la sensación de “desgaste constante” y de imposibilidad para marcar la agenda política.
Un Gobierno sin iniciativa y atrapado en la polémica
“La gestión está completamente condicionada; es imposible tomar la iniciativa con tantos frentes abiertos”, reconoce un alto cargo del Ejecutivo tras la condena del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos. La sentencia, admiten en Moncloa, incrementa el ruido de la oposición y sepulta cualquier intento de retomar el relato político —incluidas las iniciativas ideológicas y sociales impulsadas al inicio del curso— que buscaban devolver al Gobierno capacidad de liderazgo.
La preocupación se expande por la acumulación de casos: los informes de la UCO sobre Santos Cerdán, las penas de prisión que pesan sobre José Luis Ábalos y Koldo García o el golpe judicial contra el fiscal general. Algunos dirigentes socialistas reconocen vivir en un clima de “bronca permanente” del que resulta difícil escapar.
La estrategia: trasladar la batalla al terreno autonómico
Ante este bloqueo, Pedro Sánchez apuesta por intensificar la confrontación con las comunidades gobernadas por el Partido Popular, especialmente la Comunidad de Madrid. La Sanidad pública es el eje elegido para ese pulso territorial, que coloca a Isabel Díaz Ayuso como antagonista central.
La Moncloa, además, utiliza esta estrategia para reforzar la proyección nacional de Sánchez y eclipsar el escaso poder autonómico del PSOE, al tiempo que impulsa el tándem formado por Mónica García y Óscar López en la batalla madrileña.
El impacto de los escándalos en la estabilidad interna
El nuevo informe de la UCO y el fallo del Supremo han reabierto heridas que en el PSOE parecían haber empezado a cerrarse tras la crisis de junio. En el entorno más cercano al presidente admiten que aquellos fueron los peores días de la legislatura y, aunque aseguran que la actual situación “no es tan grave”, reconocen que es “muy seria”.
Fuentes de Ferraz revelan que durante el verano se analizaron a fondo los riesgos de financiación irregular vinculados a la trama Cerdán-Ábalos-Koldo y afirman haber descartado ese extremo: “Eso lo hemos chequeado. Ahí no hay riesgo”. Aun así, preocupa que la investigación se expanda y rompa el perímetro que el PSOE intenta contener.
“No hay nada que implique al presidente”, defiende un miembro del Ejecutivo, que reduce el caso a “unos garbanzos negros”.
El PP, el ‘y tú más’ y el temor a la desafección
Mientras el PSOE intenta defenderse mirando hacia los casos de corrupción del PP, algunos cargos alertan de que ese discurso puede resultar contraproducente. “El y tú más desmoviliza a nuestros votantes y alimenta la idea de una corrupción generalizada”, advierten. Otras voces introducen otra inquietud: “Los fallos del sistema benefician a Vox”.
A pesar del malestar, los datos internos del partido descartan por ahora un desplome electoral. Según el análisis de Moncloa, el PSOE se mantiene en torno al 30% del voto, cifra que consideran sorprendente dadas las circunstancias. “En junio estábamos hundidos y lo hemos recuperado; ahora hay partido y aún faltan meses para las elecciones”.
La esperanza de un respiro navideño
En Ferraz y en el Gobierno no esconden su deseo de que el parón navideño sirva para rebajar la tensión política, aunque recuerdan que el verano no proporcionó la tregua esperada. El clima interno oscila entre la resignación y el cansancio: “El comportamiento de Cerdán ha manchado al partido”, admite un ministro. Sin embargo, parte del Ejecutivo incluso ve un posible beneficio político en la condena al fiscal general, al interpretarla como un ejemplo de “utilización de la Justicia para hacer política”, algo que, aseguran, moviliza a su electorado.
Mientras tanto, el Gobierno asume que no podrá imponer su agenda a corto plazo y se prepara para semanas dominadas por el ruido judicial, la tensión territorial y el intento de contener el desgaste.










