Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) han llegado a un acuerdo que impactará a los pequeños paquetes enviados desde plataformas de comercio digital. A partir del 1 de julio de 2026, se impondrá una tasa de tres euros a todos aquellos envíos cuyo valor sea inferior a 150 euros, previamente exentos de tributar en las aduanas.
Esta modificación en la legislación tiene como objetivo frenar la creciente ola de importaciones que ha crecido exponencialmente desde 2022, superando los 4.600 millones de paquetes en 2024. Estas cifras han generado preocupaciones sobre la capacidad de las autoridades aduaneras para verificar adecuadamente el contenido de estos envíos, lo que ha permitido la entrada de productos que no cumplen con las normativas europeas.
El auge del comercio de bajo coste, en particular a través de plataformas como Shein y Temu, ha llevado a Bruselas a tomar medidas para proteger la industria local. Maros Sefcovic, comisario de Comercio y Seguridad Económica, describió la situación como un «crecimiento dramático», resaltando las implicaciones que tiene para los fabricantes europeos.
En noviembre pasado, la Unión Europea decidió eliminar la exención de derechos de aduana que tenían estos envíos. Sin embargo, dado que la implementación completa de esta medida no entraría en vigor hasta que el centro de datos unificado de la UE esté operativo en 2028, se acordó establecer un mecanismo temporal. Este sistema permitirá la aplicación de la tasa de tres euros de forma inmediata a partir de julio de 2026, como una solución provisional.
Las cifras son alarmantes: el 91% de todos los paquetes de comercio electrónico con un valor inferior a 150 euros que llegan a la UE provienen de China. En 2024, el mercado europeo registró el doble de este tipo de productos en comparación con el año anterior, lo que subraya el aumento exponencial de las importaciones chinas en el sector del comercio electrónico.
El nuevo sistema se considera una respuesta urgente a una problemática que afecta a la industria local y que, hasta ahora, había enfrentado un marco regulatorio poco efectivo. La entrada masiva de productos baratos y en grandes volúmenes ha generado preocupaciones sobre competencia desleal para los fabricantes de la UE, quienes deben cumplir con regulaciones más estrictas en cuanto a calidad y sostenibilidad.
El cambio en la legislación trae consigo la promesa de una solución a largo plazo, aunque aún se encuentra en fase de desarrollo. Las autoridades europeas están comprometidas a establecer un sistema más robusto que permita un control eficaz de las importaciones y que ofrezca mayor seguridad a los consumidores en cuanto a los productos que adquieren.
Los próximos años serán cruciales para observar cómo esta medida afecta al comercio electrónico y a las relaciones económicas entre la UE y los principales exportadores, especialmente China. Las decisiones que se tomen ahora podrían tener repercusiones significativas en el futuro del comercio internacional y en la sostenibilidad del mercado europeo.















