La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, denunció en la Asamblea General de la ONU el secuestro y la deportación forzosa de al menos 19.553 niños ucranianos trasladados a Rusia o a territorios ocupados desde el inicio de la invasión. Según la dirigente europea, estos menores son víctimas de una “rusificación forzosa” y de procesos de “reeducación ideológica” que buscan borrar su identidad nacional.
El Tribunal Penal Internacional ya emitió en 2023 órdenes de arresto contra Vladimir Putin y su comisionada de Derechos del Niño, Maria Lvova-Belova, al considerar que este traslado masivo constituye un crimen de guerra y un acto de genocidio. El Kremlin, en cambio, insiste en que los desplazamientos responden a medidas de protección y evacuación humanitaria, pese a que organismos internacionales han documentado lo contrario.
Diversos informes, como el de la Universidad de Yale, detallan que los menores son enviados a más de 200 centros en Rusia donde reciben instrucción militar, formación en manejo de armas, adoctrinamiento patriótico y educación con currículos rusos. Además, se les prohíbe la enseñanza en ucraniano y se les inculca una versión oficial de la guerra que presenta a Ucrania como un Estado “neonazi”.
La práctica no se limita a huérfanos. Numerosos testimonios prueban que niños fueron separados de sus padres en campamentos de filtrado y, en muchos casos, entregados a familias rusas con nuevas identidades y ciudadanía. A menudo se les convenció de que habían sido abandonados, utilizándolos con fines propagandísticos.
Von der Leyen aseguró que la Unión Europea impulsará una cumbre internacional dedicada a este problema y anunció un paquete de apoyo de más de 200 millones de euros destinado a programas de alimentación escolar en Ucrania, recuperación psicosocial y educación para los menores que logren regresar. Asimismo, se comprometió a reforzar la cooperación con la Fiscalía ucraniana para garantizar que las familias “vean que se hace justicia”.
“La deportación de estos niños es el horror que más duele”, declaró la presidenta de la Comisión, advirtiendo que se trata de un intento sistemático de arrebatarle a Ucrania su futuro.