El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha emitido un contundente llamado a los miembros de la fuerza aérea nacional, instándolos a mantenerse «alerta, listos y dispuestos» ante cualquier tipo de agresión extranjera. Esta orden se produce en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos, que ha intensificado su presencia militar en aguas cercanas a la nación sudamericana.
La administración de Maduro ha catalogado esta movilización de fuerzas estadounidenses como una clara amenaza a la seguridad e integridad del país. Maduro, un ferviente defensor de la revolución chavista, se ha manifestado con seguridad en la posibilidad de que Venezuela, en un escenario adverso, se declare una «república en armas», lo que subraya su firme postura ante la presión exterior.
En las últimas semanas, el gobierno de Donald Trump ha implementado una serie de despliegues militares en el Caribe. Entre estas acciones se incluye el envío del portaviones Gerald R. Ford, un impresionante buque que cuenta con la capacidad de albergar a 5,000 marineros y 75 aviones de combate. Esta movilización ha generado inquietud en Caracas, que observa estos movimientos como una escalada hostil.
Maduro no solo ha mostrado su descontento por la presencia militar estadounidense, sino que también ha acusado a Washington de tener intenciones de desestabilizar su gobierno mediante una campaña de agresiones encubiertas. Su administración ha enfatizado que el objetivo de la escalada militar es sacarlo del poder, una afirmación que, aunque polémica, refleja la línea de defensa que ha adoptado.
Por su parte, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, realizó una visita a los marineros a bordo del portaaviones Gerald Ford. Durante este encuentro, Hegseth envió mensajes de buenos deseos en el contexto del Día de Acción de Gracias, demostrando que la naval estadounidense está bien coordinada, a pesar de los reclamos por parte del gobierno venezolano.
A medida que la tensión aumenta, también se ha intensificado el conflicto relacionado con el narcotráfico en la región. Según informes, desde septiembre, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo ataques hasta 83 acciones contra embarcaciones presuntamente dedicadas al tráfico de drogas. Este contexto de violencia ha incrementado las acusaciones del gobierno de Maduro, quien sostiene que estas operaciones forman parte de un plan más amplio para desestabilizar su país.
Recientemente, el Departamento de Estado de EE.UU. agregó al Cartel de los Soles a su lista de grupos terroristas extranjeros, vinculado según ellos a la cúpula militar y gubernamental de Venezuela. En respuesta, el gobierno venezolano ha desestimado la existencia de dicha organización, tildando a las acusaciones de ser argumentos fabricados para justificar una posible intervención militar.
Otro punto de tensión ha sido la reciente crisis de vuelos que afecta a Venezuela. La administración de Maduro decidió revocar las concesiones a varias aerolíneas que suspendieron sus vuelos hacia y desde el país, calificando sus medidas como un acto de terrorismo económico respaldado por EE.UU. Esta decisión se dio después de que el gobierno pusiera un ultimátum a las aerolíneas para retomar sus operaciones.
Las aerolíneas afectadas, entre ellas Iberia, TAP y Avianca, habían cancelado sus operaciones tras recibir advertencias de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. que señalaban la necesidad de extremar precauciones al volar sobre el espacio aéreo venezolano. La anulación de permisos para operar en Venezuela refleja un deterioro significativo en la conectividad aérea del país, lo que complica aún más la situación interna.












