El Real Madrid volvió a quedarse con la sensación de que puso más intención que acierto. Sin Mbappé y con otras siete bajas, el equipo de Xabi Alonso mostró una versión más reconocible y comprometida, pero no le alcanzó para doblegar a un Manchester City especulativo que sobrevivió a los mejores minutos blancos y aprovechó sus escasas ocasiones para llevarse un triunfo trabajado (1-2) del Santiago Bernabéu.
El conjunto blanco continúa así su mala racha, aunque esta vez consiguió lavar ligeramente su imagen ante un rival que, pese al triunfo, tampoco terminó de presentarse como un claro candidato al título.
Un Madrid diezmado pero valiente
El Bernabéu no pedía milagros, pero sí un gesto de rebeldía. Y el Madrid respondió en la primera mitad, refugiado en un bloque medio y explotando la recuperación y el contragolpe como principales armas. Sin Mbappé —que acumulaba más de la mitad de los goles del equipo antes de su lesión en la rodilla— Xabi Alonso confió en Gonzalo como referencia, pese a su falta de ritmo, y sorprendió con la titularidad de un Rodrygo muy cuestionado en los últimos meses.
El brasileño, sin embargo, firmó una salida fulgurante: vertical, decidido y eficaz. Tras avisos iniciales de Vinicius y Rodrygo, fue el propio delantero quien abrió el marcador con una arrancada marca de la casa y un remate cruzado imparable.
El balón parado castiga al Madrid
El City, que había presentado su once de gala, apenas inquietaba salvo por las acciones individuales de Doku, un incordio constante para Valverde. Pero en un saque de esquina encontró el empate: Courtois rechazó un cabezazo de Gvardiol y O’Reilly aprovechó el rebote. Cinco minutos más tarde, un penalti innecesario de Rüdiger sobre Haaland permitió al noruego transformar el 1-2 y dar un giro radical a un partido que parecía bajo control blanco.
El City enfría, el Madrid se desinfla
Obligado a arriesgar, el Madrid abrió más el campo y empezó a sufrir a un Doku desatado, generador de casi todas las amenazas inglesas. Aun así, tuvo opciones claras: una vaselina desviada de Bellingham y varias llegadas desde los costados que generaron incertidumbre en la zaga de Guardiola.
Xabi Alonso movió el banquillo con decisiones de alto riesgo: Bellingham como nueve, Brahim para dinamizar la derecha, Vinicius como delantero y, finalmente, Endrick para la carga final. El joven brasileño rozó el empate con un cabezazo al larguero que hizo temblar el estadio.
Un esfuerzo sin premio
El tramo final fue un asedio blanco: Tchouameni de cabeza, Vinicius de volea, centros constantes desde los costados y un Bernabéu empujando como en las grandes noches. Pero nada dio resultado. Ni siquiera el empuje emocional pudo compensar la falta de pegada de un equipo que, entre lesiones y dudas, lucha por reencontrarse.
El Madrid, al menos, recuperó síntomas de vida. Resta saber si es un equipo que despierta… o uno que simplemente respira antes de volver a caer.













