Jude Bellingham vuelve a sonreír. Y cuando él sonríe, el Real Madrid juega distinto. Liberado de las molestias en el hombro que lo condicionaron durante meses, el centrocampista inglés ha recuperado la versión que deslumbró al Bernabéu en su primera temporada. Sin armaduras ni limitaciones, ha vuelto a desplegar su fútbol elegante, potente y decisivo.
“Quiero sentirme libre ahora, es agotador jugar con el cabestrillo”, confesó hace unos meses, cuando su cuerpo pedía descanso pero su ambición se negaba a parar. Hoy, esa libertad se nota en cada zancada y en cada pase que rompe líneas.
De alumno a líder
Bellingham aterrizó en Madrid hace dos temporadas con la ilusión del que sabe que llega a un lugar especial. “Espero aprender todo lo que pueda. Intentaré pegarme a ellos, espero que no les moleste”, dijo el día de su presentación, refiriéndose a Kroos y Modric. No tardó en hacerlo: bajo la tutela de las dos leyendas, el inglés completó un máster acelerado que transformó su juego.
Su primera campaña fue de ensueño: 23 goles, 13 asistencias y una Champions conquistada con protagonismo absoluto. Su fútbol, lleno de energía y talento, lo llevó directo al podio del Balón de Oro. Pero el camino hacia la cima siempre pasa factura.
El peso de la lesión
Una lesión en el hombro, sumada a la decisión de seguir compitiendo pese al dolor, lo obligó a convivir con la frustración. “Llevo un tiempo esperando y se me está acabando la paciencia”, admitió antes del Mundial de Clubes, al que llegó forzando su cuerpo una vez más. La posterior cirugía parecía condenarlo a tres meses de baja, pero su trabajo y disciplina acortaron los plazos.
El regreso, sin embargo, fue duro. En el Metropolitano, el físico le recordó que las prisas en el fútbol se pagan caro. Fue entonces cuando decidió parar y pactó con su seleccionador quedarse en Valdebebas durante el parón internacional para centrarse en su recuperación. Una decisión clave.
Más presente, más libre
El plan funcionó. “Ha ido mejor de lo que esperábamos. Jude es de sensaciones, de transmitir y enganchar”, explicó Xabi Alonso, nuevo técnico blanco. Desde entonces, el inglés ha recuperado su brillo y su influencia en el juego.
“Estoy fuerte y positivo, probablemente en mi mejor estado físico desde hace tiempo”, advirtió antes del Clásico. Y cumplió su palabra: ante el Barcelona fue el jugador con más intervenciones (53), más disparos (5, empatado con Mbappé) y uno de los que más balones recuperó. Tres goles y una asistencia en sus últimos tres partidos lo confirman: Bellingham ha vuelto a ser el motor del Madrid.
El nuevo rol de Jude
“Trabajamos para que le llegue el balón ahí. Cuando lo encontramos en ese enlace, es más decisivo”, explicó Xabi Alonso tras el partido. “Tiene calidad para bajar a la base y, algún día, jugará ahí.”
El inglés, que ya combina la agresividad de un box-to-box con la pausa de un organizador, parece encontrar en ese punto medio el lugar ideal. Más maduro, más completo y, sobre todo, más libre, Bellingham se ha reencontrado consigo mismo.
Y sin su armadura, el 5 del Real Madrid vuelve a volar.




