Joaquín Guzmán López, conocido como El Güero y uno de los hijos del infame narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán, ha declarado este lunes su culpabilidad en un tribunal federal de EE.UU. por delitos relacionados con el tráfico de drogas. Este pleito resalta la continua saga de la familia Guzmán involucrada en el narcotráfico a nivel internacional.
En su declaración ante el tribunal, Joaquín asumió su rol como supervisor de la distribución de diversas substancias ilegales, incluyendo cocaína, heroína y fentanilo. Este hecho marca un notable cambio en su estrategia legal, ya que el año anterior se había declarado inocente, intentando evitar las consecuencias de los severos cargos que enfrenta.
Como resultado de su acuerdo con las autoridades judiciales, Guzmán se ha comprometido a «cooperar plenamente» con la justicia a través de «testimonios verídicos». De acuerdo con los fiscales, su colaboración podría influir en una reducción de la pena que, por sus crímenes, podría ascender a cadena perpetua. Sin embargo, aún deberá enfrentar al menos diez años en prisión por su implicación en una empresa criminal.
La jueza Sharon Johnson Coleman ha programado la próxima audiencia de Joaquín para el 1 de junio de 2026 en la ciudad de Chicago, donde se definirán las consecuencias de su declaración de culpabilidad y su cooperación con el sistema judicial estadounidense.
No es la primera vez que un miembro de la familia Guzmán se rinde ante la justicia. En julio del año pasado, su hermano Ovidio también admitió su culpabilidad por varios cargos de narcotráfico en un acuerdo similar con las autoridades estadounidenses, lo que indica una línea de defensa común entre los herederos del Chapo.
Los hermanos Guzmán, conocidos como los «Chapitos», se aseguran de continuar el legado de su padre tras su encarcelamiento. Se les atribuye la expansión de las operaciones del cártel de Sinaloa, especialmente en el tráfico de fentanilo, una droga que en los últimos años ha sido identificada como la principal causa de muerte en Estados Unidos para personas de 18 a 49 años.
Además de los cargos de narcotráfico, Joaquín y sus hermanos han enfrentado acusaciones relacionadas con la corrupción, incluidos «sobornos a funcionarios públicos» y «amenazas, apalear, asesinar y secuestrar a miembros de las fuerzas del orden, a competidores y a integrantes de su propia organización».
Joaquín, de 39 años, llegó a Estados Unidos en 2024 tras un acuerdo que también involucró a Ismael «El Mayo» Zambada, un cofundador del cártel de Sinaloa. Zambada se declaró culpable en agosto de ese mismo año de delitos relacionados con el narcotráfico y lavado de dinero, lo que pone de relieve la fragilidad del imperio criminal de la familia.
















