El Tribunal Supremo ha rechazado la querella interpuesta por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contra la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. La causa se originó a raíz de unas declaraciones de Belarra, quienes calificó la gestión del Gobierno regional durante la pandemia como «homicida».
Este rechazo fue confirmado mediante un auto emitido el pasado martes, el cual se ha hecho público y al que ha tenido acceso RTVE. En dicho auto, el alto tribunal argumenta su decisión con base en una «inadmisión a trámite» de la querella presentada en defensa de Ayuso por el letrado de la Comunidad de Madrid.
La sala penal del Tribunal Supremo desestimó la querella por un supuesto delito de calumnias, en relación con las declaraciones que hizo Belarra en marzo de 2025. Durante ese mes, la diputada de Podemos expresaba que Ayuso debería ser encarcelada por lo que consideraba una «gestión homicida» de la pandemia, en la que muchas personas fallecieron de manera evitable.
El escrito de acusación resaltaba que con sus declaraciones, Belarra atribuía a Ayuso la responsabilidad sobre la muerte de varios ciudadanos, lo cual alcanzó una importante repercusión mediática. Hasta el momento, esto había sido considerado un delito de calumnias.
Sin embargo, el Tribunal Supremo considera que las manifestaciones de Belarra están protegidas por el derecho a la libertad de expresión. Este derecho permite no solo expresiones ordinarias, sino también críticas agudas, especialmente en el contexto del debate político en una sociedad democrática, lo que excluye la typicidad de los hechos que sustentan la querella.
La vitalidad de la libertad de expresión fue enfatizada por el Tribunal, el cual subrayó que estas declaraciones constituyen criticas en un contexto político fundamentadas en el interés y convicción del emisor, en este caso, Ione Belarra.
Más allá del marco de la libertad de expresión, Ione Belarra goza de la inviolabilidad de las opiniones expresadas durante el ejercicio de su función como parlamentaria. Esto representa una prerrogativa reconocida en muchos países y es esencial para la operativa efectiva de los cuerpos legislativos.
Este fallo del Tribunal Supremo sienta un precedente sobre los límites de la crítica política en situaciones de crisis, reafirmando el papel del debate político en la democracia y la importancia de proteger la libertad de expresión como un pilar fundamental del funcionamiento institucional.










