Tras la reciente guerra de doce días entre Irán e Israel, la República Islámica suspendió la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) y bloqueó el acceso de inspectores independientes a sus instalaciones nucleares, golpeadas por ataques de Tel Aviv y Washington. La confrontación dejó en suspenso los intentos de reactivar las negociaciones para un nuevo acuerdo nuclear, en un contexto de creciente desconfianza hacia los socios europeos y estadounidenses.
Rafael Grossi, director de la OIEA, señaló en una entrevista que pese a la situación, aún existe margen para la diplomacia. “La relación con Irán se ha visto afectada por los acontecimientos de este año, pero hemos logrado reconstruir parcialmente la cooperación y realizar una docena de inspecciones”, explicó. Sin embargo, destacó que aún no han podido acceder a sitios clave como Isfahan, Natanz y Fordow, donde se encuentra uranio enriquecido al 60%, “material que, por su nivel de enriquecimiento, podría ser usado con fines militares si no está bajo control internacional”.
Sobre las acusaciones de que sus informes habrían provocado los ataques contra Irán, Grossi afirmó: “Es lamentable la narrativa de que un informe mío fue catalizador de los ataques. No dijimos nada nuevo; reiteramos lo que la agencia viene señalando desde hace meses. Además, nuestros informes indican que Irán no tiene un programa sistemático para fabricar armas nucleares”.
Grossi también se refirió a las posibilidades de que Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, retome las negociaciones con Irán. “El hecho de que las partes enfrentadas se sienten a la mesa de negociaciones es positivo. Existen canales secundarios de comunicación que se han mantenido, y con voluntad política se podría lograr un acuerdo relativamente rápido”, aseguró.
Finalmente, el director de la OIEA recordó la importancia del Tratado de No Proliferación en un contexto global cada vez más complejo, con países replanteándose su compromiso nuclear: “Este tratado, aunque imperfecto, ha sido un éxito en líneas generales. Sin él, podríamos enfrentar un mundo con más de 20 países con armas nucleares, incluso involucradas en pequeños conflictos”.








