Queridas compañeras de lucha, últimamente escucho muchas voces que dicen que esta suerte de música hispanopanameñapuertorriqueña es mala e incluso que no está al mismo nivel artístico que la música clásica. Yo misma he restado importancia al reguetón (así lo escribiría nuestro adorado (¡ja!) Pérez-Reverte). Pero me debo a la música y eso me obliga a reflexionar sobre el asunto con total objetividad y a desmontar esa falacia. Hace poco disertaba con una compañera de doctorado de la EDLV sobre el asunto y quiero compartir con vosotras algunas de nuestras reflexiones para arrojar luz sobre este asunto. Sólo os pido que os lo toméis como un ejercicio humorístico y con la misma actitud con la que arrancaba Aménabar su película «Mar Adentro»: Tranquilas. Estáis más y más tranquilas. Ahora imaginad una onda sonora blanca. Una onda sonora blanca que se despliega ante vosotras. Escuchad en ella la música que prefiráis. Concentrad en ella vuestra respiración y vamos a hablar de reggaetón.
Argumentos:
1.- Pensad en el ritmo de reggaetón. ¿Lo tenéis? Sería algo así como TU TUTUM TU TU TUTUM TU TUM…
Bien, ahora pensadlo un poco más lento. Un poco más. Un poco más y… ¡voilá! Tenemos esto de aquí abajo:
Se trata de La Habanera de Bizet, de la celebérrima ópera Carmen. Es decir, que puede que el bueno de Bizet en el siglo XIX ya estuviera haciendo reggaetón. Y lo mejor de todo es que ambos ritmos tienen un origen común. Los dos provienen del Caribe. Y las similitudes no se quedan ahí, porque tanto el reggaetón como Carmen sexualizan a la mujer. No olvidemos que en el caso de la ópera de Bizet quien canta es una gitana que trabaja en una fábrica de tabaco y que está enamorada de un torero. Por lo tanto, no creo que una Habanera y el reggaetón estén tan separados el uno del otro como imaginábamos hace un rato.
2.- Vamos a hablar ahora de cuestiones de evolución del universo musical a lo largo de la historia y de cómo funciona la música actualmente. Algo irrefutable es que hoy en día se le otorga una importancia tremenda al timbre sobre otros parámetros musicales. Para aquellas verdaderas amantes del reggaetón recordaré que el timbre es la cualidad del sonido que nos permite diferenciar uno de otro.
Hace muchos años, en el Renacimiento, a la gente le gustaba mucho las melodías y todos los grandes compositores del momento hacían melodías chulísimas. Luego llegó el Clasicismo y las melodías pasaron a un segundo plano. Lo que verdaderamente gustaba al gran público eran las armonías. Y entonces las armonías fueron muy poderosas pero las melodías más flojillas. No me malinterpretéis, una escucha el Himno de la Alegría de Beethoven y es bestial a nivel armónico pero hay que reconocer que como melodía es simplona.
Luego llegó el siglo XX y entonces la melodía se fue prácticamente al traste (por no decir al carajo), la armonía se volvió simplona y el protagonismo se lo lleva el timbre. De ahí que nazcan y triunfen géneros como el rock, que apenas tienen tres acordes, melodías de gente que técnicamente no sabe cantar, pero que incorpora guitarras eléctricas y sintetizadores que tienen infinidad de acordes y un universo muy grande de timbres. Y por su parte, la música Contemporánea (lo que antes llamábamos clásica) se dedica a ver quién es capaz de hace sonar los instrumentos de siempre como nunca antes se habían escuchado. Os dejo un ejemplo magistral («Vox Balaenae» de George Crumb).
En este contexto es en el que se fragua el reggaetón. Con música electrónica que presenta timbres totalmente nuevos e impensables. Entonces, si como habéis podido comprobar lo que interesa a Crumb sobre todas las cosas es el timbre, ¿qué diferencia hay entre Crumb y el reggaetón? Me diréis que el lenguaje, vale, pero está claro que en el fondo ambos son lo mismo.
3.- El reggaetón no es música mala. Primero, porque no se puede acusar de maldad a la música. Sería un absurdo de categoría. Y segundo, porque música mala hay en cualquier género y en cualquier momento de la historia. Lo que sucede, probablemente, es que quien afirma que el reggaetón es música mala no ha escuchado suficiente reggaetón y se queda en la superficie y en lo comercial. No os voy a poner ejemplos de reggaetón bueno porque os dejo que lo busquéis vosotras.
4.- Por último, y no menos importante, hay quien dice que el reggaetón es una música machista. Esas personas no podían estar más alejadas de la realidad. ¿Acaso se les olvida que música machista ha habido desde siempre, en cualquier género y lugar? Antes hemos visto el ejemplo de la ópera Carmen, pero es sólo uno. La lista de canciones machistas desde el Renacimiento hasta hoy sería interminable. Por tanto, acusar al reggaetón de ser más machista que otros estilos musicales resulta impropio. ¿Por qué el reggaetón y no otros géneros son machistas? Además, la música que consumimos sólo es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. O sea, que podría afrimar sin miedo a equivocarme que es la sociedad la que es machista. Cambia la sociedad y cambiarán las letras del reggaetón.
Dicho todo esto y congratulándome por no haber utilizado ningún vídeo de reggaetón (salvo el de la base rítmica que no cuenta) me despido de vosotras. Recordad, tomaros la vida con humor y, como propone el reggaetón, follad más. Que hacer el amor bien es gratis y liberador.
 
			 
					




 
							