La ferritina, proteína encargada de almacenar el hierro en el organismo, se revela como un marcador clave para diagnosticar a tiempo tanto la deficiencia como el exceso de este mineral. Expertos advierten que revisar sus niveles puede prevenir trastornos como la anemia ferropénica o patologías ligadas a la sobrecarga de hierro.
La ferritina es una proteína que actúa como depósito de hierro dentro de las células y lo libera cuando el cuerpo lo necesita. Esta función contribuye de manera decisiva al equilibrio del hierro, imprescindible para la producción de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno. Cuando sus niveles bajan, las reservas de hierro se están agotando, lo que puede derivar en una anemia por déficit de hierro. Por tanto, medir la ferritina se vuelve fundamental para una detección precoz del déficit de hierro y para prevenir sus complicaciones.
Asimismo, valores elevados de ferritina no deben ignorarse, ya que pueden indicar una sobrecarga de hierro o una inflamación sistémica, ambas situaciones que conllevan riesgos para la salud, como enfermedades hepáticas, diabetes o problemas cardiovasculares.
¿Cuándo conviene revisarla?
La prueba de ferritina se solicita usualmente en contextos como fatiga inexplicada, palidez, caída del cabello, mujeres con sangrado abundante, deportistas de alto rendimiento o enfermedades crónicas.
Dado que la ferritina es un indicativo directo de cuánto hierro almacena el cuerpo, su valor ayuda al profesional sanitario a detectar tanto deficiencias como excesos del mineral.
¿Y qué pasa con los resultados?
- Si los niveles están por debajo de lo normal: pueden señalar un desgaste de las reservas de hierro, lo cual requiere tratamiento con suplementos, cambios en la dieta o investigación de pérdidas de sangre.
- Si están por encima, es esencial averiguar la causa, que podría tratarse de una sobrecarga férrica, una inflamación subyacente o una enfermedad hepática, entre otras.
¿Qué deberías hacer?
Si nunca has revisado tus niveles de ferritina, o notas síntomas como cansancio persistente, falta de aliento o caída de uñas, conviene que lo consultes con tu médico de familia. Este podrá solicitar la analítica correspondiente y valorar el conjunto de parámetros relacionados —hierro sérico, transferrina, hemograma— para obtener un diagnóstico completo.
Adoptar un estilo de vida saludable —dieta rica en hierro, evitar el exceso de alcohol, controlar otros factores de riesgo— es un buen complemento al seguimiento profesional.










