El presidente del Gobierno apuesta por un giro a la izquierda en el arranque del ciclo electoral y busca recuperar el pulso de las primarias.
En el inicio de un curso político marcado por la proximidad de nuevas citas electorales, Pedro Sánchez ha decidido reforzar su perfil más progresista. El presidente del Gobierno y líder del PSOE se presenta como el abanderado de las políticas sociales y de justicia fiscal, en un movimiento que tensiona el espacio compartido con Sumar y que busca recuperar la conexión con el electorado más de izquierdas.
Durante su intervención en recientes actos, Sánchez apeló a la necesidad de “seguir aumentando el salario mínimo, revalorizando las pensiones y reforzando las prestaciones sociales”, además de insistir en los impuestos a la banca y a las grandes fortunas como símbolo de su compromiso con la justicia fiscal. Su entorno lo define como “el Pedro de las bases”, dispuesto a enfrentarse al establishment en un contexto de creciente polarización política.
El giro hacia la izquierda se plasma también en la defensa de causas internacionales, como la situación en Gaza, y en la propuesta de un pacto de Estado frente a la emergencia climática. A ello se suma la reivindicación de la sanidad y la educación públicas y el refuerzo de las transferencias a las comunidades autónomas.
Fuentes socialistas reconocen que esta estrategia supone entrar de lleno en el terreno de Sumar, debilitando el protagonismo de Yolanda Díaz y aumentando la competencia con Podemos, que en los últimos meses ha tratado de rearmar su propia identidad política. “Les necesitamos, pero es evidente que están incómodos porque les hemos quitado banderas que parecían suyas”, admiten desde la dirección del PSOE.
El calendario electoral —con comicios previstos en comunidades como Castilla y León y Andalucía— acelera la pugna en la izquierda. Sánchez, que compagina su papel como presidente del Gobierno con la presidencia de la Internacional Socialista, busca presentarse como referente global del progresismo junto a líderes como Lula da Silva. En este tablero, el PSOE pretende consolidar su hegemonía en el espacio progresista, aun a costa de asfixiar a sus socios de coalición.