El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reúne este lunes en Washington con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en un encuentro marcado por la presentación de un plan de 21 puntos destinado a poner fin a la guerra en Gaza, lograr la liberación de los secuestrados y sentar las bases para el “día después” en el enclave.
El plan contempla un alto el fuego inmediato con la entrega de los 48 rehenes israelíes en las primeras 48 horas. A cambio, Israel iniciaría una retirada gradual de la Franja y excarcelaría a miles de presos palestinos, incluidos entre 100 y 200 condenados a cadena perpetua por atentados. Hamas, por su parte, debería entregar las armas a una fuerza árabe e internacional que asumiría el control del territorio antes de transferirlo a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), siempre que esta cumpla las reformas prometidas.
Aunque Hamas aseguró que aún no ha recibido una nueva propuesta, fuentes del grupo confirmaron que “examinarán cualquier iniciativa de forma positiva”, aunque piden garantías firmes de Estados Unidos para evitar que Israel reanude las operaciones militares tras el alto el fuego.
El propio Trump reveló que el programa obtuvo una “muy buena respuesta” por parte de Israel y de varios líderes árabes con los que se reunió en los márgenes de la Asamblea General de la ONU. El plan también prevé la reconstrucción de Gaza con financiación internacional y árabe, además de un mecanismo exclusivo de la ONU para la distribución de ayuda humanitaria.
Netanyahu llega a Washington tras reiterar en la ONU que Israel “no comete genocidio” y defender que “cada víctima civil es una tragedia para Israel, pero una estrategia para Hamas”. Pese a las tensiones internas en su coalición, el primer ministro se encuentra prácticamente atado a la propuesta de Trump, dado el aislamiento internacional en que se encuentra Israel tras la ofensiva iniciada en respuesta al ataque del 7 de octubre de 2023.
El mandatario estadounidense ha dejado claro que no apoyará una anexión de Cisjordania, lo que complica las exigencias de los socios ultraderechistas de Netanyahu, pero al mismo tiempo abre la puerta a relanzar contactos con Arabia Saudí y reactivar la vía diplomática de los Acuerdos de Abraham.
La incógnita ahora es si Trump será capaz de imponerse a las resistencias tanto de Israel como de Hamas y concretar un acuerdo que ponga fin a casi dos años de guerra en Gaza.