El pasado 2 de septiembre, un incidente controversial ocurrió en aguas internacionales del Caribe, donde fuerzas armadas estadounidenses atacaron una embarcación que, según informes, estaba acompañando a un buque con destino a Surinam. Este hecho ha generado un gran debate sobre las tácticas militares utilizadas por el gobierno estadounidense en su lucha contra el narcotráfico.
Según revelaciones del almirante Frank Bradley durante una citación privada ante el Senado, la lancha que sufrió el ataque estaba próxima a un barco de mayor tamaño que se dirigía hacia Surinam. Este detalle, que no se conocía anteriormente, añade una capa de complejidad a la narrativa del incidente y pone en la mira a las decisiones tomadas por los altos mandos del Pentágono.
Bradley explicó que, según las informaciones de inteligencia, había razones para creer que cargamentos de drogas podrían estar llegando desde Surinam a las costas de Estados Unidos. Sin embargo, este argumento ha sido cuestionado, especialmente dado el contexto del ataque y la naturaleza de la operación militar.
El primer impacto fue devastador, causando la destrucción de la embarcación y la muerte de varios de sus tripulantes. Aún más controvertido es el hecho de que, según las fuerzas armadas, en total hubo cuatro impactos en la lancha, los cuales fueron dirigidos a eliminar a los sobrevivientes que intentaban aferrarse a restos de la embarcación sumergida.
Testigos y fuentes anónimas que fueron citadas por la cadena CNN han indicado que los sobrevivientes de la lancha estaban agitando un objeto antes del segundo ataque, pero no estaba claro si estaban rindiéndose o pidiendo ayuda. Este hecho ha suscitado preguntas sobre la ética de las decisiones tomadas por los militares en situaciones de combate.
Este ataque ha desatado un debate sobre la campaña militar que fue ordenada por el entonces presidente Donald Trump en el Caribe, la cual tiene como objetivo argumentar la lucha contra el narcotráfico en la región. Sin embargo, la ejecución de esta campaña ha sido criticada por su uso excesivo de la fuerza y las posibles violaciones de derechos humanos.
Además de este ataque, la familia de un pescador colombiano ha llevado su caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, argumentando que su familiar fue víctima de una «ejecución extrajudicial» durante otro ataque militar en septiembre. Este caso refleja un patrón de vulneración de derechos que merece atención internacional.
Desde el inicio de las operaciones del Comando Sur de Estados Unidos bajo el nombre de ‘Lanza del Sur’, se han hundido más de 22 lanchas atribuídas a organizaciones criminales, lo que ha resultado en la muerte de alrededor de 80 tripulantes. Las acciones de este comando, sin embargo, han sido objeto de crítica por la falta de pruebas sólidas y la selectividad en sus objetivos.
















