La nueva edición de Gran Hermano está logrando captar de nuevo la atención del público desde su estreno el pasado 6 de noviembre. Parte de este éxito se debe a perfiles tan genuinos como el de Edurne González, una barcelonesa de 28 años que se ha convertido rápidamente en una de las favoritas de la audiencia por su sinceridad, cercanía y naturalidad.
En su vídeo de presentación, Edurne explicó abiertamente que es una mujer trans, algo de lo que está profundamente orgullosa y que no considera un tema tabú. Sin embargo, dentro de la casa todavía no ha decidido compartirlo con todos sus compañeros, aunque recientemente dio el paso de contárselo a Patricia, una de sus amigas del concurso.
Mientras tanto, en el exterior, muchos seguidores han comenzado a investigar más sobre su historia personal, encontrando una aparición televisiva que pocos recordaban: su participación en Hermano Mayor, el conocido programa de Canal Plus presentado por Pedro García Aguado.
Un papel clave para visibilizar la transexualidad
En su intervención en Hermano Mayor, Edurne no aparecía como una joven con problemas, sino como invitada para ayudar a visibilizar la realidad de las personas trans. Su participación formaba parte de un episodio dedicado a Lorena, otra mujer trans cuyo entorno familiar —especialmente su abuela— tenía dificultades para aceptar su identidad.
La dinámica preparada por el programa consistía en que la abuela impartiera una pequeña clase de baile a Edurne, sin saber que ella también era una mujer trans. Durante la actividad, la abuela se mostró cariñosa y abierta, llegando incluso a asegurar que estaría encantada de tener una nieta como Edurne, sin sospechar que la joven había vivido un proceso similar al de su nieta.
Al finalizar, Edurne reveló su identidad. “Tu nieta va a ser igual que yo si la apoyáis”, le dijo, compartiendo también que en su propia familia el proceso de aceptación no fue fácil, pero que hoy tanto su madre como su abuela están orgullosas de la mujer en la que se ha convertido.
Una historia de valentía y autenticidad
La recuperación de este momento televisivo ha generado una oleada de apoyo hacia Edurne. Su actitud transparente, tanto dentro como fuera de Gran Hermano, la consolida como un referente de autenticidad y valentía. Al compartir su experiencia, contribuye a normalizar la realidad trans y a recordar la importancia del respeto, la empatía y el acompañamiento familiar.
Historias como la suya ayudan a construir una sociedad más abierta y diversa, y su paso por el reality promete seguir inspirando a muchas personas que buscan comprensión y aceptación.







