El Ejecutivo se prepara para relevar próximamente a García Ortiz al frente de la Fiscalía, apostando por un nombramiento de perfil claramente progresista. Según fuentes del Gobierno, la jugada busca fortalecer su posición política, frente a lo que consideran un descrédito de ciertos jueces, y generar cohesión en el espectro de la izquierda.
Desde el Partido Popular, la maniobra se interpreta como un signo de debilidad del presidente Sánchez, al que consideran “acorralado y al límite” en su estrategia política.
El nombramiento, que se anunciaría en las próximas semanas, será observado de cerca tanto por el ámbito judicial como por los partidos de oposición, dado su potencial impacto en la relación entre Ejecutivo y Poder Judicial.










