Alejandro Reyes Domene Rodríguez, reconocido promotor cultural y fundador del Club de Música y Jazz San Juan Evangelista, ha fallecido en su ciudad natal de Almería a la edad de 81 años. Su vida estuvo marcada por una profunda pasión por la música, algo que lo llevó a organizar conciertos con grandes figuras del flamenco y el jazz en España desde su emblemático espacio, conocido popularmente como ‘El Johnny’.
Nacido en 1944, Alejandro dedicó gran parte de su vida a la promoción de géneros musicales que han tenido un impacto significativo en la cultura española. Artistas de renombre como Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Estrella Morente y Chet Baker tuvieron la oportunidad de pisar el escenario de este histórico colegio mayor madrileño, que cerró sus puertas en 2014. Su legado continúa vivo en la memoria de aquellos que disfrutaron de innumerables actuaciones memorables.
Uno de los momentos más destacados de su carrera se dio el 25 de enero de 1992, cuando asistió al último concierto de Camarón. Alejandro ocupó siempre la misma butaca del Johnny, ubicada en la parte posterior del auditorio, asegurando que pasara desapercibido mientras disfrutaba de la música. Durante ese evento, Camarón mostró su talento en una actuación que quedó grabada para la posteridad.
Tomatito, célebre guitarra flamenca y amigo cercano de Camarón, recuerda con nostalgia cómo, en momentos de incertidumbre previa al concierto, Alejandro se preocupaba por asegurar que su colega pudiera actuar. Este gesto evidencia no solo el compromiso de Reyes hacia la música, sino también su cálida amistad y apoyo incondicional a los artistas.
A lo largo de los años, Alejandro Reyes también fundó CultyArt, una empresa encargada de la promoción y producción de espectáculos. Esta empresa fue fundamental en la organización de eventos en Madrid y más allá, facilitando actuaciones en festivales de jazz y flamenco. El Club de Música y Jazz San Juan Evangelista, bajo su auspicio, fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2011, un reconocimiento que subraya la importancia de su labor cultural.
Su compañera de trabajo, Inmaculada González, conocida como Conchi, trabaja con él durante 33 años y describe a Alejandro como el mejor programador de jazz y flamenco de España. Conchi recuerda con cariño anécdotas divertidas y significativas que capturan la esencia de su carácter y dedicación, incluyendo momentos únicos como un concierto de Estrella Morente cuando era apenas una adolescente y su primera vez en el escenario.
La influencia que Alejandro tuvo en la música es innegable. Desde jóvenes promesas hasta artistas establecidos, todos encontraron en ‘El Johnny’ un espacio donde poder expresarse y dar vida a sus tradiciones musicales. Eduardo Santana, excolegial y coordinador del Club de Música, destaca cómo Reyes no tuvo miedo de innovar en un contexto social complicado, abriendo las puertas a nuevas ideas y estilos musicales.
A veces, la música trasciende más allá del arte e impacta en la vida de quienes la rodean. En uno de sus gestos más solidarios, organizó un concierto benéfico cuyos ingresos se destinaron a ayudar a niños leprosos en Filipinas. Estos actos reflejan su compromiso con causas sociales y la creencia de que la música puede cambiar vidas.
Alejandro Reyes no solo creó un espacio físico para la música, sino que también cultivó un fervor por ella que se mantuvo vivo en Madrid durante más de cuatro décadas. A medida que se rinde homenaje a su legado, aquellos que lo conocieron y trabajaron a su lado continúan sufriendo su partida, pero también celebran la vida de un hombre que dedicó su existencia a la música y el arte en todas sus formas.
















