El Partido Popular atraviesa un momento de debilidad electoral tras la última cita con las urnas. Según los datos disponibles, la formación de Alberto Núñez Feijóo ha visto cómo Vox le arrebataba más de un millón de votos, un trasvase que refleja la pérdida de fidelidad entre los electores populares.
Mientras que Santiago Abascal logra retener al 84,5% de sus votantes, consolidando su base electoral, el PP sufre una fuerte erosión en la confianza de los suyos. Este fenómeno no solo reduce las expectativas del partido conservador en futuros comicios, sino que también refuerza la posición de Vox dentro del bloque de la derecha.
El trasvase de votos entre ambas formaciones deja entrever que el electorado popular se encuentra dividido y cada vez más inclinado hacia las posiciones más duras que defiende Vox. La evolución de esta dinámica será clave para el equilibrio de fuerzas en el Parlamento y para las estrategias que adopten ambas formaciones en los próximos meses.