La Comisión Europea mejora sus previsiones económicas para España y recorta la tasa de desempleo por debajo del 10% a partir de 2026, pero advierte de que el país seguirá en la cola de la Unión Europea en materia de paro y arrastra debilidades de fondo en su mercado laboral.
España baja del 10% de paro… pero sigue a la cola de Europa
La última actualización de las previsiones de la Comisión Europea trae luces y sombras para la economía española. Bruselas reconoce que el mercado laboral ha mejorado y que el paro seguirá reduciéndose en los próximos años, pero al mismo tiempo asume que España continuará siendo uno de los países con mayor tasa de desempleo de toda la Unión Europea.
Según el Ejecutivo comunitario, la tasa de paro española cerrará 2025 en torno al 10,4%, para bajar al 9,8% en 2026 y al 9,6% en 2027. Son niveles que no se veían desde hace más de una década, pero que siguen muy por encima de la media europea y consolidan a España como líder en desempleo dentro de la UE, especialmente si se compara con las grandes economías del entorno.
Un mercado laboral con debilidades estructurales
Pese a la buena evolución de la ocupación en los últimos años, la Comisión y distintos analistas señalan varios puntos débiles que limitan la convergencia de España con el resto de socios europeos:
- Paro estructural elevado, con tasas de desempleo crónicamente altas incluso en fases de crecimiento económico.
- Elevada temporalidad y rotación, pese a la reforma laboral y al aumento de contratos fijos, que no siempre se traduce en estabilidad real.
- Dependencia de sectores muy cíclicos, como el turismo, la construcción o determinados servicios, muy sensibles a cualquier frenazo económico.
- Desajuste entre oferta y demanda de empleo, con empresas que no encuentran determinados perfiles mientras el desempleo juvenil sigue disparado.
Todo ello explica que, incluso con un PIB creciendo por encima de la media de la eurozona, España no logre abandonar los primeros puestos en el ranking de paro de la UE.
El papel de la inmigración en la creación de empleo
Otro de los aspectos que subraya Bruselas es el papel que está jugando la inmigración en la evolución del empleo. La Comisión destaca que la creación de puestos de trabajo en España está muy vinculada a la llegada de trabajadores extranjeros, que amplían la fuerza laboral y sostienen el dinamismo del mercado de trabajo.
El organismo comunitario advierte de que una desaceleración de los flujos migratorios más intensa de lo previsto podría empeorar las perspectivas, al reducir la base de población activa y restar impulso al consumo y a la inversión privada. Es decir, España seguirá creando empleo, pero en buena medida apoyándose en el aumento de la población por la vía migratoria, lo que introduce incertidumbres a medio plazo.
Riesgos adicionales para la economía española
Más allá del paro, la Comisión identifica otros riesgos que pueden condicionar el crecimiento y la capacidad de generar empleo en España:
- Desaceleración de los principales socios comerciales, que impactaría en las exportaciones y en el turismo internacional.
- Pérdida de confianza del sector privado, que podría retrasar decisiones de inversión empresarial y favorecer un aumento del ahorro de los hogares.
- Vulnerabilidad ante shocks externos, como nuevas tensiones geopolíticas o encarecimiento de materias primas.
Estos factores pueden frenar la recuperación y consolidar a España en un escenario de crecimiento moderado con desempleo todavía muy elevado en comparación con el resto de la Unión.
Inflación, salarios y poder adquisitivo
Bruselas también ha revisado al alza sus previsiones de inflación armonizada para España. Calcula que se situará en torno al 2,6% en 2025, para moderarse al 2% en 2026 y 2027, en línea con el objetivo del Banco Central Europeo.
Esta senda descendente estará impulsada por la moderación de los precios de los alimentos y por una desaceleración más gradual en los servicios, ligada a un menor crecimiento de los salarios reales. Aun así, se espera que los salarios nominales crezcan por encima de la inflación en 2025, lo que permitirá cierta mejora del poder adquisitivo, aunque este impulso se moderará en 2026 y 2027. La cuestión es si este pequeño alivio será suficiente para compensar años de pérdida de renta real, sobre todo entre los colectivos más golpeados por el paro y la precariedad.
Eurozona: mejora del crecimiento, pero sin euforia
En paralelo, la Comisión Europea ha mejorado sus previsiones de crecimiento para el conjunto de la eurozona, devolviendo la expansión del PIB al 1,3% en 2025, tras varios recortes en ejercicios anteriores. Para el conjunto de la Unión Europea, el pronóstico también mejora hasta el 1,4% el próximo año, aunque se recorta ligeramente la previsión para 2026.
Este contexto más favorable debería ayudar a España en materia de exportaciones y turismo, pero no basta por sí solo para resolver el principal talón de Aquiles de la economía nacional: una tasa de paro persistentemente alta que mantiene al país a la cabeza del desempleo europeo.
España, líder en paro en la UE pese a las buenas noticias de Bruselas
En resumen, las nuevas previsiones de Bruselas confirman que la economía española seguirá creciendo, que el empleo continuará aumentando y que el paro bajará de la barrera psicológica del 10% a partir de 2026. Sin embargo, también dejan claro que España seguirá siendo líder en paro en la Unión Europea, con una tasa de desempleo que duplica o triplica la de muchos de sus socios.
La combinación de debilidades estructurales del mercado laboral, dependencia de sectores vulnerables y elevada tasa de desempleo de larga duración obliga a seguir hablando de reformas pendientes si España quiere dejar de encabezar el ránking de paro de la UE y converger de verdad con las economías más avanzadas del continente.








