La capital india se ha vestido de rojo y azul esta semana con banderas y retratos conjuntos de Narendra Modi y Vladimir Putin, en anticipación a la primera visita del presidente ruso a India desde el inicio de la invasión de Ucrania en 2022. El encuentro simboliza un delicado equilibrio diplomático, en el que Modi intenta mantener relaciones estrechas tanto con Moscú como con Washington.
Putin llegó este jueves a Nueva Delhi, donde fue recibido por Modi en el aeropuerto. La agenda incluye la firma de varios acuerdos comerciales y de defensa, que contemplan desde cazas y misiles de fabricación rusa hasta pequeños reactores nucleares modulares. La cooperación energética también está en la mesa: India sigue importando petróleo ruso pese a las sanciones de Estados Unidos, y Moscú depende de este suministro para financiar su maquinaria de guerra.
Antes de partir hacia la India, Putin afirmó en una entrevista con India Today que Rusia consolidará su control sobre regiones clave de Ucrania, incluida la región del Donbás, en un mensaje que refuerza la posición de su país frente al conflicto.
La delegación rusa que acompaña al presidente incluye nueve ministros y varios directores de empresas estatales. Tras la cálida bienvenida, la jornada del viernes marcará la cumbre bilateral formal donde se prevé la firma de múltiples contratos de defensa y comercio. Entre ellos se incluyen sistemas de defensa antiaérea S-400, aviones Sukhoi-57 y el arrendamiento de submarinos rusos, cuya entrega se había pactado desde 2019.
India mantiene una política tradicional de “no alineación”, buscando equilibrar sus relaciones con Estados Unidos y Rusia sin inclinarse hacia ninguno de los bloques. Esta postura ha generado tensiones con Washington, que recientemente impuso aranceles adicionales sobre productos indios como respuesta a la compra de petróleo ruso. A pesar de ello, Nueva Delhi ha reafirmado que seguirá importando crudo ruso para satisfacer las necesidades energéticas de sus más de 1.400 millones de habitantes.
Las relaciones entre Moscú y Nueva Delhi se remontan a 1947, cuando la Unión Soviética apoyó el desarrollo industrial de India y respaldó su posición en disputas regionales. Desde entonces, la cooperación militar y tecnológica se ha mantenido constante, con India convirtiéndose en uno de los mayores compradores de armas rusas del mundo.
El viaje de Putin subraya la fortaleza de esta alianza histórica y la habilidad diplomática de Modi, quien continúa navegando entre los intereses de dos potencias mundiales en un contexto de tensiones geopolíticas crecientes.
















