El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su intención de tomar el control de Groenlandia. Según ha declarado, el país necesita este territorio ártico para garantizar la protección nacional ante la creciente presencia de buques rusos y chinos en sus costas.
La tensión diplomática ha escalado tras el nombramiento del gobernador de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial para la isla con el objetivo explícito de integrarla como parte de Estados Unidos.
Argumentos estratégicos de Washington
Desde su residencia en Florida, Trump ha justificado esta ambición territorial basándose en la vigilancia del Ártico:
• Presencia de potencias extranjeras: Según el presidente, existen barcos rusos y chinos patrullando las costas de la isla de forma constante.
• Ubicación clave: Groenlandia se encuentra en la ruta más corta para el posible lanzamiento de misiles entre Rusia y Estados Unidos.
• Recursos y rutas: La apertura de nuevas rutas marítimas por el cambio climático y la abundancia de tierras raras incrementan el valor estratégico del enclave.
Respuesta de Dinamarca y Groenlandia
Las autoridades de Copenhague y Nuuk han mostrado un rechazo frontal y unánime a las pretensiones estadounidenses:
• Soberanía indiscutible: Los primeros ministros de Dinamarca y Groenlandia han recordado que la isla pertenece a sus habitantes y que la integridad territorial de un país es inviolable bajo el derecho internacional.
• Resistencia local: A pesar de que la población groenlandesa aspira mayoritariamente a la independencia de Dinamarca, las encuestas reflejan que no desean integrarse en Estados Unidos.
• Acciones diplomáticas: El Ministerio de Relaciones Exteriores danés ha calificado la situación de «totalmente inaceptable» y ha convocado al embajador estadounidense para exigir explicaciones.















