Bajo las aguas profundas al sur de Canarias, el monte submarino Tropic se ha convertido en el nuevo objeto de deseo de España y Marruecos: un volcán apagado cargado de telurio, cobalto y tierras raras que puede ser clave para la transición energética, pero cuya explotación plantea un complejo pulso jurídico, geopolítico y ambiental.
Un volcán apagado que despierta la ambición de dos países
España y Marruecos llevan casi una década midiéndose, en silencio pero con movimientos muy calculados, por el control del monte submarino Tropic, un gigantesco volcán apagado de más de cien millones de años situado en pleno océano Atlántico, al sur de El Hierro. Aunque desde la superficie no se ve nada, las investigaciones científicas lo han situado en el mapa como un objetivo estratégico de primer nivel por la enorme concentración de minerales críticos que atesora en sus laderas.
Para la Unión Europea, inmersa en la carrera por la tecnología verde y la autonomía estratégica, Tropic representa un posible “tesoro” para asegurar el suministro de materias primas esenciales en paneles solares, baterías y turbinas eólicas. Y ahí es donde chocan los intereses de Madrid y Rabat, en un tablero donde pesan tanto la ciencia y la ingeniería como el derecho del mar y la diplomacia.
Las “abuelas canarias”: el origen geológico del monte Tropic
El monte Tropic forma parte de una cadena de montañas sumergidas conocidas como las “abuelas canarias”, un conjunto geológico más antiguo que el propio Archipiélago. Su cima descansa aproximadamente a 1.000 metros de profundidad, mientras que su base se hunde unos 3.000 metros adicionales, lo que lo convierte en un auténtico coloso bajo el océano.
Su antigüedad, en torno a los 120 millones de años, ha llevado a los expertos a interpretarlo como una especie de isla desaparecida, cuyos flancos conservan ahora acumulaciones minerales formadas a lo largo de millones de años. Tropic comparte origen y características con otros montes de la misma cadena, como Bimbache, Drago, The Paps o Echo, todos ellos repartidos en el Atlántico oriental frente a Canarias.
Un depósito excepcional de telurio, cobalto y tierras raras
Las campañas científicas realizadas por equipos españoles y británicos han confirmado que el monte Tropic alberga cantidades extraordinarias de telurio, un elemento muy escaso en tierra firme pero clave para la fabricación de paneles solares de última generación. Las concentraciones detectadas en el volcán podrían multiplicar por miles las reservas conocidas en superficie, lo que explica que se haya disparado la atención internacional.
El interés no termina ahí. En Tropic también se han identificado:
- Cobalto, imprescindible para las baterías de vehículos eléctricos.
- Tierras raras, utilizadas en imanes de alta potencia para aerogeneradores y numerosos dispositivos electrónicos.
- Otros metales como níquel, vanadio, bario o plomo, todos ellos incluidos en el catálogo de materias primas estratégicas para la transición energética.
En conjunto, las “abuelas canarias” se perfilan como un posible filón minero submarino capaz de redefinir el mapa global del suministro de minerales críticos, siempre que la tecnología y la normativa lleguen a permitir su explotación.
Un laberinto jurídico entre la ZEE y la plataforma continental
El origen del pulso entre España y Marruecos está en la posición exacta del monte Tropic: unas 269 millas náuticas al sur de El Hierro, fuera de la zona económica exclusiva (ZEE) española y también más allá de las aguas reconocidas a Marruecos. En ese escenario, la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar permite a los Estados solicitar la ampliación de su plataforma continental hasta las 350 millas, siempre que demuestren científicamente la prolongación natural de su territorio bajo el mar.
España presentó su petición en 2014, incluyendo el área de Tropic, pero el expediente sigue en estudio en Naciones Unidas. Mientras tanto, Marruecos ha optado por mover ficha de forma unilateral, aprobando leyes que extienden sus aguas hasta abarcar zonas del Sáhara Occidental y parte del espacio que Madrid vincula al archipiélago canario. Aunque esa delimitación no cuenta con reconocimiento internacional, Rabat la utiliza como referencia política, mientras España insiste en que solo son válidos los límites avalados por la ONU.
El resultado es un laberinto jurídico y diplomático en el que cada gesto se mide al milímetro: informes técnicos, notas verbales, negociaciones discretas y una vigilancia continua de cualquier movimiento del otro lado del Estrecho.
Minería en el abismo: un reto tecnológico aún lejano
Por muy valioso que sea el contenido mineral del monte Tropic, la realidad es que su explotación está, hoy por hoy, muy lejos de ser viable. La cima del volcán se sitúa a más de 1.000 metros de profundidad y su base por debajo de los 4.000 metros, en una zona del océano sometida a presiones extremas, oscuridad permanente y un terreno poco conocido.
Los expertos calculan que la minería de fondos marinos a estas cotas podría tardar entre 20 y 30 años en desarrollarse. Habría que diseñar nuevos vehículos subacuáticos, sistemas de extracción y transporte, además de adaptar la normativa internacional que regula la explotación de los recursos en aguas profundas. Todo ello, mientras se evalúan con rigor los riesgos ambientales y se establece quién tendría derecho efectivo a esos recursos.
Un ecosistema de alto valor ecológico y en riesgo
Más allá de los minerales, las montañas submarinas funcionan como auténticos oasis de biodiversidad. En sus paredes y cimas se refugian corales de aguas frías, peces de profundidad y organismos apenas estudiados, que utilizan estos relieves como estaciones intermedias en sus rutas o como hábitat permanente.
La entrada de maquinaria pesada, dragas o robots extractores podría provocar un daño irreversible en estos ecosistemas. Por eso, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos avanza con extrema cautela en la elaboración de normas para la minería en aguas profundas, mientras numerosos grupos científicos y organizaciones ambientales reclaman moratorias amplias hasta comprender mejor el impacto real de estas actividades.
Canarias, entre la oportunidad y la preocupación
En Canarias, el debate sobre Tropic se sigue con una mezcla de expectativa y cautela. Por un lado, se abre la puerta a que el archipiélago se sitúe en el centro de una futura industria ligada a los minerales críticos para la transición energética, con posibles efectos en empleo cualificado, investigación y actividad portuaria.
Por otro, preocupa que la carrera por explotar el “gigante oculto” se imponga a las garantías ambientales y al respeto al derecho internacional. El equilibrio entre desarrollo, protección del océano y seguridad jurídica será decisivo para que el monte Tropic pase de ser un titular llamativo a una oportunidad real para España, sin generar una nueva fuente de tensión permanente con Marruecos.
Mientras la tecnología y la diplomacia avanzan, el tesoro sigue fuera de alcance, dormido bajo miles de metros de agua. Pero la partida por decidir quién tendrá la llave de ese recurso incalculable ya está en juego.








