El Partido Popular trabaja en el diseño de un nuevo plan en materia de inmigración que contempla limitar los procesos de regularización. La dirección nacional de la formación, desde su sede en Génova, busca marcar perfil propio en un terreno donde compite con Vox por atraer al electorado más conservador.
Dentro de las medidas que se discuten, ha surgido también la posibilidad de prohibir el uso del niqab y el burka en espacios públicos. La propuesta ha abierto un debate interno y anticipa un futuro choque político en torno a los símbolos religiosos y las políticas de integración.
Con este movimiento, el PP pretende reforzar su agenda en un momento en que la inmigración vuelve a situarse en el centro del debate público, aunque las iniciativas que finalmente se incluyan en el plan aún están por definirse.