Cherrie-Ann Austin-Saddington, exfuncionaria en una cárcel británica, mantuvo una relación prohibida con un preso condenado por violación. Llevó una jeringa a prisión para inseminarse con su esperma y acabó condenada por mala conducta.
Una historia insólita ha salido a la luz desde el Reino Unido, donde Cherrie-Ann Austin-Saddington, una guardia de prisiones de 26 años, fue condenada por mala conducta en el ejercicio de un cargo público tras mantener una relación sentimental con un violador convicto en la cárcel de The Verne, en Dorset. La funcionaria llegó incluso a introducir una jeringa con esperma del recluso para intentar quedarse embarazada.
Los hechos ocurrieron entre 2022 y 2023, cuando la joven, madre soltera de tres hijos y en una situación emocional frágil, fue manipulada por Bradley Trengrove, un preso condenado por agresión sexual. El recluso inició el acercamiento con comentarios y gestos de complicidad, generando un vínculo que pronto se transformó en una relación prohibida dentro y fuera del recinto penitenciario.
Austin-Saddington, que había llegado a la prisión con la esperanza de “marcar la diferencia”, terminó involucrada emocionalmente tras sentirse sola y sin apoyo de sus compañeros. El preso, que logró incluso que su familia contactara con ella, le hizo creer que estaba enamorado. La funcionaria se convenció de que había encontrado estabilidad emocional y llegó a introducir en prisión una jeringa con semen para practicarse una inseminación casera, lo que marcó el punto más extremo de la relación.
El escándalo ha generado un fuerte revuelo en Reino Unido, donde se cuestiona la falta de supervisión y protocolos internos que permitieron que esta relación progresara hasta tal punto. La mujer fue detenida, procesada y declarada culpable, mientras que el interno fue trasladado y se enfrenta a nuevas restricciones.








