Las discusiones políticas en España no solo están en los parlamentos, sino también en las mesas de Navidad. Según el Atlas de la Polarización en España 2025, un 14% de los ciudadanos ha roto en el último año con amigos o familiares debido a conflictos políticos, mientras que tres de cada cinco evita deliberadamente tratar estos temas para esquivar enfrentamientos.
El estudio, basado en 2.500 entrevistas, revela que las conversaciones fuertes sobre política no son infrecuentes: dos de cada cinco españoles participaron o presenciaron disputas intensas durante la última Nochebuena o Nochevieja. La polarización afectiva, un fenómeno en el que los sentimientos hacia quienes piensan distinto se vuelven negativos, está calando en la vida cotidiana.
La investigación también indica que el 15% de los encuestados abandonó un grupo de WhatsApp por el desgaste de las discusiones políticas. Los votantes de Podemos son quienes más reconocen haber roto relaciones, salirse de chats y protagonizar enfrentamientos fuertes.
Entre los líderes que los ciudadanos perciben como responsables de la polarización, Santiago Abascal (Vox) encabeza la lista con un 39%, seguido de Pedro Sánchez (PSOE) con un 35% e Isabel Díaz Ayuso (PP) con un 19%.
El sociólogo Tarek Jaziri Arjona, investigador principal del estudio, apunta que los votantes de Vox tienden a rodearse de personas con opiniones afines, mientras que quienes apoyan a Podemos y Sumar muestran más apertura en su círculo de amistades.
Por su parte, Mariano Torcal, catedrático de Ciencia Política en la Universitat Pompeu Fabra, advierte que “cuando la polarización traspasa la política y llega al ámbito personal, los sentimientos hacia el otro bloque se vuelven negativos y la lógica de ganar como sea puede justificar la eliminación política del adversario”.
El estudio identifica la acogida de migrantes como el tema más conflictivo y la sanidad y educación públicas como el menos polarizante. Asimismo, las redes sociales y los medios de comunicación son percibidos como los principales responsables de aumentar la división, mientras que la Casa del Rey, la Iglesia y los jueces generan menor polarización.
Pese a estos datos, existen señales de moderación: un 68% de los españoles ha mantenido conversaciones respetuosas con personas de opiniones distintas en el último año, y la mitad considera que la división política es profunda pero aún manejable, sin llegar al punto de ruptura observado en otros países como Estados Unidos.
El Atlas de la Polarización concluye que la polarización no es infinita y que los ciudadanos buscan más puentes entre bloques ideológicos, dejando abierta la puerta a un diálogo político más constructivo.














